jueves, 9 de abril de 2009

¿Dónde estás?

¿Dónde estás?
Sí, sí, sí, sí, ya lo sé, tienes muchas cosas brillantes y útiles. Mas ¿dónde estás? ¿Acaso en tus camisetas? ¿En tu perfume? ¿En tus maquillajes?... ¿Realmente sabes dónde te encuentras, qué quieres y hacia dónde estás yendo?
Día tras día el mismo panorama: día tras día el despertador a la misma hora, día tras día la misma marca de café en la misma taza comprada en una de las muchas vacaciones iguales, día tras día el mismo camino a casa, las mismas calles, farolas y pasos de cebra; día tras día las mismas caras en el trabajo, sonrientes, caretas de normalidad que esconden la nada más absoluta; día tras día los mismos sitios, los mismos movimientos, día tras día…rutina desquiciante políticamente correcta. Días clonados que corren a una velocidad exagerada.
Nacer, trabajar, consumir y morir ¿Es esa la dinámica de vida que deseas? ¡Maldita sea! ¡Estás vivo! ¡Despiértate! Ya llevas demasiado tiempo en la idiotez, ¿cuánto tiempo más piensas dejar pasar?
Ya lo sé…es más fácil, más tranquilo y predecible vivir según los estereotipos; es fácil seguir modas; es fácil sonreír al jefe; es fácil ver la tele, trabajar en algo normal y tener cuenta en el banco. Lo sé, es mucho más fácil… y es normal que no quieras dejarlo todo, tu coche, tus zapatos, tu reloj, corbata y maletín por pinceles, chanclas y una almohada. Es bastante complicado vivir según unas ideas, supone conflicto, esfuerzo y malestar. Malos ratos a patadas, incluso lágrimas; preocupaciones demasiado fuertes, y sonrisas demasiado grandes. La paz no existe en este tipo de vida, se renuncia completamente a la esperanza de formalidad, normalidad y rutina. Se renuncia a viejos valores, a comportamientos aburridos y la falta de pensamiento, y claro, es difícil mantener esa vida, supone el esfuerzo que siguiendo la senda del ciudadanismo pacífico no hace falta aportar.
Si decidimos ser mediocres, nos convertimos en tales, nos transformamos en ciudadano medio, ser normal y limitado, cuando nuestras capacidades son mucho mayores. Sólo decidiendo intentar escapar del rol impuesto nos convertimos en estrellas, inyección de vida a una dinámica gris y mortecina, los colores lo invaden todo, todo se pinta de acuarelas, todo silencio sepulcral se rompe con un grito de rabia.
Y así, creamos universos infinitos, un cosmos personal, nos sentimos llenos, dioses de nuestra propia realidad, el Alfa y el Omega de un mundo creado por y para nosotros.
Potenciamos los momentos hasta el éxtasis total. Orgasmos cotidianos, rellenan la vida con sonrisas y conciencia.
Colgamos al mediocre que nos comía, colgamos al hipócrita que no éramos, al egoísta que nos cegaba, al miedoso que nos limitaba, al ciudadanista que representábamos. Colgamos nuestras viejas caretas, quemamos el teatro de nuestra vida, dinamitamos cimientos tristes y sin sentido. Pintamos sobre el aburrimiento, le dibujamos una sonrisa y una flor. Hacemos de la vida un juego, un juego y una lucha constante. El cariño, la rabia y los sueños nuestros motores. El miedo, la soberbia y el poder nuestros enemigos. Nos convertimos en guerreros, en niños, piratas y soñadores. Los días grises y escurridizos se tornan arco iris, paleta de pintor y con ellos vamos creando nuestra obra, nuestro óleo de la vida, clasicista, tenebrista o surrealista; flamenco, costumbrista o abstracto, a nuestro gusto, porque es nuestra y de nadie más, no como nos enseñaron desde el comienzo, con una educación penosa. No somos de Dios, no somos del Gobierno, no somos de nuestros novios, ni de nuestros padres, policías o psiquiatras; somos nuestros, hacemos de nosotros lo que queremos, nosotros escribimos nuestra historia. El Bien y el Mal son cuentos, la Paz también, y querer conseguirla a base de anular nuestros sentimientos y pensamientos en pos del “beneficio material para la sociedad” es algo horrible.
Es más sencillo vivir limitado, sin remordimientos ni inquietudes que se salgan del abanico de opciones prediseñadas. Es más fácil no preocuparse por el dominio, las injusticias, el sufrimiento y la idiotez. Llevar la vida normal es más sencillo y agradable, sin grandes cuestiones trascendentales más allá del quién ganará en el fútbol, qué me pondré mañana o qué me dirá la chica que me gusta. Sobrevivir es tranquilo, pacífico y automático, pero ¿para qué mentirnos? Vivir, crear conflicto, romper cánones y llevar la vida rebelde del pirata es más divertido. :)

2 comentarios:

  1. Cierto. Realmente divertido y seguimos conformándonos con lo que nos es más fácil... vivir según la rutina, dejarnos arrastrar por la monotonía. ..

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  2. creo k tengo un testo por casa sobre la rebeldia si lo encuentro lo intentare pasar a ordenador y lo colgare

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