El mundo es desatrozo, doctor; lo han hecho horrible, muy horrible... me duele, doctor, me duele en el centro del cuerpo...es el saber que todo es horrible, es esta maldita consciencia, esa maldita voz que me dice que es todo malo, feo y aburrido, y que debo quemarlo, que debo destruirlo todo, absolutamente todo, por usted, por mi, por la vida..... Son los números, doctor, me están matando, todo son números, estadísticas, informes, medias....todo es un número, doctor, todos somos reglamentados y "sanados"....pero esta sanidad me duele, me hace sentir mal, muy mal, doctor, es un nudo en la garganta, en el estómago, en todo el cuerpo, ¿lo entiende? es el nudo de la normalidad. Me aburre, doctor, todo me aburre, desde que me levanto hasta que me meto en la cama. Me aburre el trabajo, la oficina, el coche, las tardes, la siesta, el matrimonio, la rutina, cada segundo de esta sucia existencia, me aburre todo. Sé que usted también lo siente, doctor, sé que cada día llega a casa exhausto, cansado de todo, y que se tumba en el sofá, asqueado con su vida, con su maldito rol ordenado en este teatro. Lo sé, porque todo el mundo siente lo mismo, todos deseamos salir de esta espiral absurda, sin ningún tipo de sentido.
Doctor, me mandan aquí porque dicen que estoy desequilibrado, pero quién es en realidad el desequilibrado? Día a día nos levantamos para realizar una tarea absurda que no nos llena, reducimos nuestra existencia a un nace-trabaja-consume-muere, no hay lugar para la creación, para la risa honesta, para la respiración pausada y tranquila, corremos de aquí a allá, sin parar, sin deternos a pensar qué es lo que en realidad queremos, si nos llena lo que somos, y porqué lo somos. Doctor, esta dinámica me quema, la normalidad me quema; todo gris, correcto, moral, estéticamente correcto, todo elegante. Me quema la dictadura de la normalidad, que no es otra cosa que el totalitarismo de la mediocridad. No aguanto, doctor, ya son demasiados años en una vida que no conozco, que no era la mía, que no era la que había decidido para mi. Son demasiados años de maniquí, aséptico, pulcro, correcto, pero vacío.......infinitamente vacío. Estaba en una reunión, doctor, una maldita reunión de empresa. Una elegante mesa de IKEA, con sillas de diseño y plantas de plástico. Creo que eran las cortinas....o las gafas de mi jefe, pero en un momento dado caí....tuve una cosa esa que llaman revelación, doctor. Todo se volvió critalino, una película de mi vida me pasó delante de mis ojos, doctor, y sabe qué? me daba pena... era una película jodidamente aburrida. Me cansé....la gota colmó ya un vaso muy profundo, con un aceite chorreante muy denso y amargo. Esa gota lo colmó, creo que fueron las gafas de mi jefe, condenadas jafas de diseño, elegante, limpias...correctas....me destrozaron....y no pude más...el resto ya lo sabe porque ya se lo han contado.
Esta vida es demasiado tétrica, doctor, ¿quién es el desequilibrado?
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Un torrente de palabras en colisión.
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