miércoles, 13 de julio de 2011

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«Cuando las cosas que uno compra constituyen todo el sentido de la vida que se nos permite tener, el acto de elegir el automóvil, el desodorante, los refrescos, los cigarrillos, las píldoras para dormir y las vacaciones organizadas, implica inevitablemente unos ejercicios espirituales tan complicados y tortuosos como los que hacían pasar la noche en vela a Loyola o a Calvino. Hace mucho tiempo que el consumista sustituyó al creyente fervoroso, y el turista al peregrino. Los espectáculos turísticos más visitados actualmente son la tumba de Lenin y Disneylandia, el santuario central de la Iglesia Rusa Ortodoxa Estalinista, y el más fastuoso templo del Capitalismo americano de la "libre empresa"». (Fragmento extraído de "El humor: hoy aquí y mañana en todas partes", Salamandra, nº 4, Madrid, 1991)

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