jueves, 17 de diciembre de 2009

tururuturututuru

Grito, grito desesperadamente. Aullido ronco de una negra cucaracha. Salto. Salto y río. Toco la batería en el aire y camino solo por lo blanco del paso de cebra para no caerme al vacío.
Mas no lo entienden.
Grito, grito aún más fuerte. Lanzo piedras y hundo mi cara en mis rodillas. Me siento enorme e imagino volar. Sueño despierto y aún más dormido. Sueño y canto a la vez que escribo.
Mas no lo entienden. Nunca comprenden.
Yo sonrío. Pongo pucheros y saco la lengua. Rompo el silencio con una carcajada estridente y sincera. Me masturbo sonriendo. Me acaricio y me meto el dedo en el culo. Te beso y te siento mi amiga.
Mas no lo entienden. Nunca.
Me muerdo las uñas. Leo. Robo y duermo. No mastico animales, no puedo digerir las lágrimas. Miro al vacío hora y media. Escribo lo que quema y me río de este mundo.
Mas no lo entienden. Nunca entienden.

viernes, 27 de noviembre de 2009

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La ciudad con ceño fruncido
marca el tempo
del frío,
del gris,
del ruido.
Cuadrícula geométricamente ortodoxa,
cuerpos enladrillados,
línea recta y espanto.
La ciudad controla y su
ritmo impone. Vidas rápidas,
envoltorios. asfalto y semáforos.
Sonrisas fugaces, contacto nulo, la
ciudad con su ceño fruncido
repite,
con su respiración pesada y hedionda,
Arbeit match frei.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Lecciones de Economía de la Edad de Piedra, Jerry Mander

SI LO DE QUE LLEVAMOS el don de la democracia a los territorios indígenas es una falsedad destinada a justificar la agresión de la que los occidenta­les les hacemos objeto, otra justificación igualmente falaz es que llevamos allílos medios necesarios para liberarse del trabajo pesado y agotador.

Según nuestra mitología, los pueblos nativos soportan la tremenda opresión de la «economía de subsistencia», término que con su simple formulación evo­ca sentimientos de piedad e imágenes de miseria. Nuestras máquinas, nuestra tecnología y nuestros sistemas de organización económica superiores permiten liberarse del trabajo agotador, aportan una posibilidad de ocio y protección con­tra la arbitrariedad de los ciclos naturales. Los pueblos pre-tecnológicos, que vi­ven al día buscando sin cesar alimentos y protección frente a los elementos, ne­cesitan y desean lo que aporta la sociedad occidental. Eso es lo que se dice.

Teniendo en cuenta esta lógica, la mayoría de los occidentales se sor­prenden al saber que los pueblos indígenas de la tierra no desean en su mayo­ría subirse a la máquina económica occidental. Alegan que sus métodos tradicionales les han servido durante milenios y que los nuestros están desti­nados al fracaso. Estas opiniones aparecen en el libro del jurista canadiense Thomas R. Berger Village Journey, que describe un viaje por las comunidades de Alaska que afrontan la arremetida de las economías occidentales. El libro de Berger presenta amplios testimonios de nativos de Alaska que se oponen al modelo económico occidental.
Suzy Erlich de Kotzebue, Alaska:

Pertenezco a una familia de subsistencia. Así crecí. Me enorgullezco de ello. Quiero que-mis hijos crezcan igual. Nos da fuerza como inupiats. No es lo mismo que ir a la tienda. Nuestra tienda de comestibles tiene una ex­tensión de millones de hectáreas yeso nos enorgullece.

Bobby Wells de Kotzebue, Alaska:
Recuerdo a nuestros padres, cómo sobrevivían en este mundo, con los vendavales, las temperaturas gélidas […] Aprendieron a compartir las co­sas, a ayudarse unos a otros […] Ahora luchamos por sobrevivir entre gen­te diferente, entre diferentes razas de esta civilización occidental. ¿Qué tiene que ofrecer esta civilización occidental? Negocios.

Alice Solomon de Barrow, Alaska:
La gente es feliz […] han cazado una ballena. Están realmente emocio­nados, y hasta lo más hondo, muy profundamente. Y cuando entras en la casa de los que pescaron la ballena, ves esa felicidad, esa emoción, ese llorar de alegría, porque están contentos de haber recibido seme­jante don.

Los occidentales suelen pasar por alto opiniones como éstas en las conta­das ocasiones en que las oyen (uno de los temas del libro de Berger es que a los indígenas casi nunca se les consulta). Además, estamos tan absolutamente convencidos de la validez del proyecto tecnológico occidental que queremos «mejorar» las condiciones de los indígenas a toda costa, incluso contra su vo­luntad.

Y así ha sido durante siglos. Los planteamientos occidentales no han cambiado mucho en este aspecto desde el siglo XVII. Nuestra idea de superioridad justifica la continua expansión de nuestro sistema económico, de las explotaciones mineras, de la deforestación y de la pavimentación del mun­do natural y no sentimos culpabilidad alguna por los territorios de los pueblos indígenas que destruimos al hacerlo. Nuestra mitología lo apoya, nuestro sis­tema económico se basa en ello, y nuestras instituciones financieras (desde el banco local hasta el Banco Mundial) procuran por todos los medios que esos métodos continúen.

El sistema nunca pone en tela de juicio estos asuntos. Sólo las recien­tes campañas de grupos como Rainforest Action Network y Earth First!* han empezado a oponerse a esas actitudes y a esos procedimientos. Pero si nuestra sociedad cuestionara realmente alguna vez sus hipótesis sobre la viabilidad de las economías autóctonas y preguntara a la gente de esas so­ciedades qué opinan de ellas, sin duda tendríamos que reconsiderar nuestras opiniones.
­

OCIO PRETECNOLÓGICO
La publicación de Stone Age Economics [Economía de la edad de piedra], de Marshall Sahlins en 1972 tendría que haber refutado casi todos los paradig­mas que empleamos para definir las ventajas de nuestra tecnología. Sahlins, pro­fesor de la Universidad de Chicago, utiliza la investigación de campo de tribus de todo el planeta para demostrar concretamente que, en contra de la opinión co­mún, las sociedades «primitivas» (sobre todo las comunidades de cazadores y re­colectores, como las de Alaska) disfrutaban de «tiempo de ocio» abundante, sa­tisfacían sus deseos materiales y sus necesidades de supervivencia sin demasiado esfuerzo, no trabajaban excesivamente y elegían voluntariamente la «economía de subsistencia»: no acumulaban excedentes deliberadamente.

Sahlins escribe: «Casi universalmente partidarios de la tesis de que en el paleolítico la existencia era dura, nuestros libros de texto se esfuerzan en trans­mitir una idea de fatalidad inminente, que nos hace preguntarnos no sólo cómo podían vivir los cazadores, sino, en realidad, si aquello era vida.» Sahlins enu­mera algunas expresiones denigratorias comúnmente empleadas: «Mera eco­nomía de subsistencia», «ocio limitado», «carencia de excedentes económi­cos», y la necesidad de estas sociedades de sobrevivir invirtiendo la «máxima energía del mayor número de personas». Sahlins considera estas actitudes «el primer prejuicio claramente neolítico» creado deliberadamente para definir la relación del cazador con la tierra y los recursos de la forma «más compatible con la misión histórica de arrebatárselos.»

Las personas de la edad de piedra no eran prisioneras del trabajo, nos di­ce Sahlins. Al contrario, «puede demostrarse que cazadores y recolectores trabajan menos que nosotros; y en vez de una fatiga constante, la búsqueda de alimentos es intermitente, el ocio abundante y la media anual de horas de sue­ño durante el día por persona es superior a la que se da en cualquier otro tipo de sociedad.»

HORARIO DE BANQUERO
Marshall Sahlins cita en su libro un estudio realizado en 1960 por Frede­rick D. McCarthy y Margaret McArthur sobre las comunidades aborígenes de la Tierra de Arnhem Occidental (Australia). Los investigadores sumaron todo el tiempo empleado en todas las actividades económicas (recolección de plan­tas, preparación de los alimentos y reparación de armas) durante un periodo de varios meses, descubriendo que el varón medio trabajaba tres horas cuarenta y cuatro minutos diarios, mientras que la mujer trabajaba por término medio tres horas cincuenta minutos al día. «La conclusión inmediata más evidente “–dice Sahlins- es que no trabajan demasiado […] Además no trabajan conti­nuamente.»

Según McCarthy y McArthur: «Aparte del tiempo dedicado a las relacio­nes sociales en general, a charlas, cotilleos, etc., algunas horas del día se dedi­caban también a dormir y a descansar. Si los hombres estaban en el campa­mento, normalmente dormían después de comer una hora u hora y media y a veces hasta más. También solían echar una cabezada cuando volvían de pescar o de cazar […] Las mujeres descansaban, al parecer, con más frecuencia que los hombres cuando salían a recolectar al bosque. Si permanecían todo el día en el campamento, también dormían a horas sueltas, a veces bastante tiempo.»

Los bosquimanos dobe de Africa meridional constituyen un ejemplo de otro continente. Sahlins cita el estudio realizado por Richard Lee, que de­muestra que la semana laboral media del bosquimano dobe es de unas quince horas: dos horas nueve minutos al día. Y lo que es más, sólo el 65 por ciento de la población trabajaba algo.
Sahlins comenta sobre esto: «El trabajo de un varón bosquimano sustenta a cuatro o cinco personas. Teniendo en cuenta el valor nominal, la recolección de alimentos de los bosquimanos es más eficaz que la agricultura francesa has­ta la segunda guerra mundial, en la que más del 20 por ciento de la población se ocupaba de alimentar al resto. Confieso que la comparación puede resultar engañosa, pero es aún más sorprendente que engañosa.» Esta comparación con nuestra sociedad actual demostraría que los agricultores estadounidenses (sólo el 15 por ciento de la población del país) alimentan al resto del país, gracias a la tecnología. Pero en las sociedades primitivas quienes alimentan a los demás lo hacen mediante un acuerdo cooperativo (comparten turnos de trabajo y com­parten los alimentos) que no libera de ningún trabajo al resto de la sociedad. En nuestra sociedad, en la que no existe en realidad el reparto y hay una depen­dencia real del dólar para adquirir alimentos, el 95 por ciento de no agricultores no está exento del trabajo; está atado a una maquinaria económica distinta de la agricultura para producir el dinero necesario para pagar los alimentos.

Según Richard Lee: «Una mujer reúne en un día alimentos suficientes pa­ra el sustento de su familia durante tres días y dedica el tiempo restante a des­cansar en el campamento, haciendo bordados, visitando otros campamentos o atendiendo a las visitas de otros campamentos. La rutina diaria, las labores de la cocina como guisar, partir frutos secos, recoger leña y transportar agua, les ocu­pa de una a tres horas. Este ritmo de trabajo continuo y ocio continuo se man­tiene durante todo el año. Los cazadores varones trabajan más frecuentemente
. que las mujeres, pero su programa es irregular. No es insólito que un hombre ca­ce afanosamente una semana y luego pase dos o tres sin cazar nada en absoluto. Durante estos periodos, las principales actividades de los hombres son las visi­tas, las relaciones sociales y especialmente las danzas.»

CONSUMO DIETÉTICO
Es un error generalizado pensar que las sociedades primitivas sobreviven en los niveles de subsistencia mínimos, pues la investigación demuestra 10 contrario. A los cazadores de Tierra de Arnhem, por ejemplo, no les gusta la dieta monótona; trabajan para conseguir una amplia variedad de alimentos muy por encima de la cantidad suficiente. Según los investigadores McCarthy y McArthur, el consumo dietético de los cazadores era adecuado según los cri­terios actuales del Consejo Nacional de Investigación de América. En varias comunidades aborígenes el consumo diario medio superaba las 2.130 calorías, 10 que supone un nivel de nutrición mejor que el que disfruta el15 por ciento de la población estadounidense.

Los bosquimanos dobe, igual que los aborígenes australianos, disfrutaban de un consumo calórico superior a las 2.100 calorías diarias. No obstante, se­gún los cálculos de un investigador, teniendo en cuenta el peso físico medio de los bosquimanos, éstos sólo necesitaban 1.900 calorías diarias. Los alimentos sobrantes, dice el investigador, se los daban a los perros.

«Puede llegarse a la conclusión -dice Richard Lee- de que los bosqui­manos no llevan una existencia mísera al borde de la inanición, como se ha considerado normalmente.»

Marshall Sahlins concluye: «Los cazadores hacen un horario de banque­ros, notablemente inferior al de los modernos obreros industriales»; y, sin embargo, señala que el consumo de alimentos es variado y suficiente. Comen por placer tanto como para subsistir.

BAJA PRODUCCIÓN DELIBERADA
En las sociedades primitivas, al contrario que en las sociedades indus­triales modernas, la gente decide no producir a los niveles máximos. Por in­sólito que parezca desde el punto de vista occidental, «hay un desprecio cons­ciente y coherente por la idea de “máximo esfuerzo del máximo número de personas”», según Sahlins. y añade: «La fuerza laboral no se utiliza plena­mente, los medios tecnológicos no se emplean plenamente, los recursos natu­rales no se aprovechan por completo [oo.] la producción es baja con relación a las posibilidades existentes. La jornada laboral es corta. El número de días li­bres es superior al de días de trabajo. Bailar, pescar, jugar, dormir y celebrar ceremonias parecen ocupar la mayor parte del tiempo de un individuo.»
Como no se trabaja a pleno rendimiento, se «desperdician» los recursos del entorno, 10 cual impulsa a los occidentales a intentar desesperadamente ha­cerse con esos «recursos desperdiciados». El entorno inmediato de muchas comunidades de cazadores y recolectores podría sustentar holgadamente a una población tres veces mayor, pero el control deliberado del crecimiento de la población y la escasa explotación deliberada de la plena capacidad económi­ca del entorno han mantenido la proporción gente-recursos muy baja. En vez de agotar el potencial productivo del medio, las comunidades de la edad de piedra deciden dejar que algunos frutos caigan al suelo y algunos animales si­gan viviendo en paz. La gente, mientras tanto, disfruta vagando, durmiendo, bailando, galanteando, y participando en las ceremonias y relaciones que tie­nen sentido en estas sociedades. «Máximo esfuerzo», sin duda.

ELECCIÓN DE LA SUBSISTENCIA
La hipótesis occidental es que los cazadores y recolectores nómadas, so­bre todo los que siguen viviendo hoy día (que ascienden a decenas de millo­nes) estarían encantados si pudieran liberarse de su economía de «subsisten­cia». Pero Sahlins demuestra que estos pueblos han elegido claramente su forma de vida. Incluso cuando las tribus vecinas dejan de ser cazadoras y re­colectoras para convertirse en comunidades agrícolas estables, empleando a veces «instrumentos tecnológicos avanzados», muchas comunidades cazado­ras y recolectoras se niegan a hacer otro tanto, alegando que les exigiría tra­bajar más. Richard Lee cita a los bosquimanos: «¿Por qué tenemos que plan­tar habiendo tantos frutos de mungo en el mundo?»

Es frecuente decir que los cazadores y recolectores son «culturalmente in­feriores» porque no producen los excedentes que podrían protegerles de los ca­prichos de la naturaleza. Sahlins postula cuatro razones para explicar por quéevitan los excedentes. Primera, son optimistas. Cuando hay alimentos suelen comérselos todos, atiborrándose incluso. Al parecer, el planteamiento es que, puesto que los alimentos abundan en la naturaleza, no es necesario almacenar­los; la propia naturaleza los almacena aquí y allá, en plantas y animales, si uno sabe dónde buscarlos. Así que incluso cuando las tormentas o los accidentes privan de alimentos a una comunidad durante días o semanas, las consecuencias pocas veces son desastrosas, y siempre pueden trasladarse a otro sitio.

En segundo lugar, los cazadores y recolectores son nómadas por decisión propia. Si almacenaran o transportaran alimentos se verían atados a un lugar concreto o tendrían que desplazarse mucho más despacio. En el caso de los cazadores y recolectores, «se dice realmente que para ellos la riqueza es una carga», comenta Sahlins. El hecho mismo del desplazamiento «minimiza rápidamente la satisfacción de la propiedad.»

En Lost World of Kalahari [El mundo perdido del Kalahari] el autor, Laurens van der Post, explica su imposibilidad de hacer regalos a los bosqui­manos:
«Parecía que casi todo les hiciera la vida más difícil aumentando las dificultades y la carga en su recorrido diario. Ellos apenas tenían propiedades personales: una correa, un manto de piel y una bolsa de cuero. No había nada que no pudieran recoger en un minuto, envolverlo en sus mantos y transpor­tarlo a la espalda durante un viaje de más de mil kilómetros. No tenían noción de la propiedad.» (En la sociedad moderna, por supuesto, la «posesión» quizá sea nuestro máximo afán.)

En tercer lugar, una economía basada en la acumulación aumentaría el im­pacto de los bosquimanos en el medio por encima de la ética actual de escaso consumo. Los excedentes provocarían además un aumento de la población, lo cual amenazaría la movilidad de la comunidad y la haría más vulnerable a los desastres naturales.

En cuarto lugar, el amor propio del cazador se basa en la caza. Acumular excedentes reduciría su importancia psicológica y cultural. También reduciría la enseñanza de los jóvenes y produciría una sociedad más ociosa con menos conocimientos.

Sahlins no dice que las culturas de la edad de piedra sean invulnerables a la escasez de alimentos, sino que los cazadores y recolectores no son más vulnerables que cualquier otra sociedad. ¿Y qué pasa en el mundo actual?, pre­gunta. «Se dice que de un tercio a la mitad de la humanidad se acuesta con hambre todas las noches. Unos veinte millones sólo en Estados Unidos. En la antigua Edad de Piedra, la proporción era sin duda muy inferior. Vivimos una época de hambre sin precedentes. Hoy día, en la época de mayor poder técni­co, el hambre es una institución. Invertid otra fórmula venerable: el hambre aumenta relativa y absolutamente con la evolución de la cultura.»

LA CREACIÓN DE «POBREZA»
En el caso concreto de los bosquimanos, Sahlins expone desde un punto de vista diferente la falta de riqueza material, que nosotros llamamos «pobreza»:
La posesión de los utensilios necesarios es general, lo mismo que el co­nocimiento de las técnicas precisas […] Añádanse las costumbres gene­rosas de compartir, algo por lo que los cazadores gozan de merecida fama, pues todo el mundo puede participar normalmente de la prosperidad exis­tente [’00] Pero esta prosperidad depende, claro, de un nivel de vida objetivamente bajo […] de que la cuota habitual de artículos de consumo se sitúe a un nivel modesto… si no hay deseo, no hay carencia.

Pobreza no es una determinada cantidad de bienes, ni es tampoco la simple relación entre medios y fines; es fundamentalmente una relación entre las personas. La pobreza es una condición social […] hasta que la cultura no alcanzó la cima de sus logros materiales, no se erigió un san­tuario a lo Inalcanzable: Necesidades Infinitas.
Ateniéndonos a la situación actual, hemos de mencionar el punto de vis­ta de los yupiks (esquimales) de Alaska. En una publicación de la Asociación de Presidentes de las Juntas Comunitarias, editada por Art Davidson, Does One Way of Life Have to Die So Another Can Live? [¿Ha de morir una forma de vida para que pueda vivir otra?] se hacía la siguiente consideración sobre la influencia de los modernos sistemas económicos en la creación de pobreza:
La pobreza se ha introducido recientemente en las comunidades indígenas […] durante miles de años la gente obtuvo de la tierra y el mar lo necesa­rio para su subsistencia a lo largo de la costa occidental de Alaska. La vi­da era dura, pero no existían las frustraciones y los estigmas de la pobre­za, porque la gente no era pobre. Vivir de la tierra alentó la existencia de la cultura yupik y la desarrolló, una cultura en que la riqueza era la riqueza comunal del pueblo que proporcionaba la tierra. Tanto si los alimentos eran abundantes com si eran escasos. Esta participación creaba un víncu­lo entre los individuos que contribuía a garantizar la supervivencia. La vi­da era dura entonces, pero a la gente le resultaba satisfactoria. Hoy la vi­da es más fácil, pero ya no es satisfactoria.

[…] Los primeros comerciantes rusos llevaron la idea de riqueza y po­breza. Estas personas nuevas añadieron al sistema de vida el objetivo de la acumulación. Se trazaban líneas de separación entre las personas ba­sándose en lo que habían acumulado, ya fueran pieles, dinero, territorios o las almas de los conversos […] El nuevo sistema económico… empezó a sustituir alimentos y pieles por dinero, la cooperación por la rivalidad, el reparto por la acumulación.

Los yupiks dan un ejemplo reciente de lo que ocurrió en la Bahía de Bris­tol cuando se sustituyó la economía de subsistencia por la nueva economía mo­netaria:
Al principio la gente vivía de la tierra y el mar; los enormes bancos de sal­món proporcionaban una fuente segura de alimentos. [Entonces] empezó la pesca comercial con el objetivo de conseguir todo lo posible. Los polí­ticos urbanos y los intereses económicos externos no tardaron en permitir la explotación de los bancos de salmón casi hasta la extinción. Los habi­tantes de las zonas costeras se empobrecieron. El gobierno empezó a pre­ocuparse. Entonces se pidió una investigación pesquera y se impuso el «acceso limitado». Dieron bonos de alimentos a la gente que antes pes­caba. Se supuso que los indígenas adaptarían de una u otra forma sus costumbres tradicionales a este sistema económico occidental […]

Los blancos trajeron enfermedades como la viruela y la sífilis que ma­taron a miles de los nuestros […] No se sabe hasta qué punto el impacto económico de la civilización occidental fue absolutamente devastador para el bienestar y el espíritu del pueblo […] estos nuevos métodos de ha­cer las cosas pueden ser tan perturbadores para la vida de una persona o de una cultura como la viruela lo es para la vida de un cuerpo. Afortuna­damente se ha encontrado una cura para la viruela. Pero no se ha encon­trado cura para nuestra «pobreza» […] entre los remedios aplicados figu­ran crecientes dosis de la forma de vida occidental, con la esperanza de que el nuevo sistema sustituya de algún modo con éxito al antiguo.

ADELANTE A TODA MARCHA: EL OCIO EN TECNOUTOPÍA
Según estadísticas de Louis Harris y Asociados, la semana laboral media es hoy en Estados Unidos de cuarenta y siete horas. Esto supera la media de cuarenta horas de la década anterior. Más de un tercio de la población laboral masculina activa trabaja más horas del promedio. Según el Ministerio de Tra­bajo estadounidense, casi seis millones de hombres y más de un millón de mu­jeres trabajan más de sesenta horas semanales en empleos remunerados. (Es­tos cálculos no incluyen el trabajo doméstico añadido no remunerado de la mayoría de las mujeres.)

En determinadas categorías laborales, como por ejemplo los agricultores, empresarios y profesionales autónomos, la semana laboral típica es de sesen­ta horas. El promedio de los directores de grandes empresas supera las sesen­ta horas de trabajo a la semana.

Estos datos suponen una notable mejora respecto a la situación de 1850, que es el periodo con el que suelen compararse. En aquella época, la semana laboral media era de setenta horas, las condiciones laborales eran mucho peores y el ni­vel de vida muy inferior. Así que comparando la situación actual con la de 1850, hoy estamos mucho mejor. ¿Pero es una comparación apropiada? Preci­samente hacia 1850 se estaban imponiendo a los trabajadores los peores abusos de la nueva industrialización y se creó una nueva clase de obreros urbanos po­bres. Comparada con la de 1850, la situación actual no puede ser sino buena. Si retrocedemos hasta la Edad Media, el sociólogo francés Alain Caillé establece la media laboral diaria en 8,5-16 horas, según la estación del año. Pe­ro los obreros urbanos también tenían unos 130 días sin trabajo: fiestas reli­giosas y vísperas, más los domingos y algunos sábados. «En el campo -decía Caillé- [había] sólo 180 días de trabajo real». Y los «niveles de vida» eran sin duda tan buenos entonces para los trabajadores como en la lúgubre década de 1850. En cuanto a la época de los romanos, había unas 150-200 fiestas públi­cas al año. ¿Y en la edad de piedra? (Véase Sahlins.)

¿Han mejorado las cosas, en realidad? Quienes disfrutamos de los frutos del monstruo tecnológico tenemos más cosas en la vida. Estamos más limpios y vivimos más tiempo. Pero si nos comparamos con las sociedades preindus­triales es probable que trabajemos más. Y nuestro afán de conseguir y acu­mular artículos de consumo ha creado una sorprendente paradoja moderna: es­casez de tiempo, pérdida de tiempo de ocio y aumento del estrés en un medio de abundancia y riqueza evidentes. Hay una disminución de la calidad de vi­da y de la experiencia.

Esta paradoja se trató en una serie de artículos críticos de Los Angeles Ti­mes titulada «La sociedad despojada», del periodista Kent MacDougall. El au­tor demuestra que la época moderna no ha aumentado el tiempo de ocio de que disponemos sino todo lo contrario:
Cuando en 1609 los indios algonquinos descubrieron a Henry Hudson re­montando su río, vivían de los frutos de la tieua. Vivían muy bien, pero trabajaban tan poco que los laboriosos holandeses los consideraron sal­vajes indolentes y se apresuraron a sustituir su buena vida por el feuda­lismo. Hoy día, a lo largo del río Hudson, en Nueva York, los ciudadanos supuestamente libres de la sociedad más rica de la historia del mundo tra­bajan más tiempo y más intensamente de lo que lo hiciera jamás ningún indio algonquino, corren como ratas en un laberinto, esquivando coches, camiones, autobuses, bicicletas, esquivándose unos a otros y bailando a un ritmo frenético destinado a llevar a muchos a una muerte prematura por el estrés y la tensión [u.] ¿Dónde está el fallo? ¿Cómo es posible que los americanos, mientras se consagraban a adquirir tantas riquezas materiales, hayan llegado a perder tanto tiempo de ocio?

MacDougall cita al antropólogo Peter Farb: «La verdad es que la gran ci­vilización trabaja a ritmo febril, mientras que los primitivos cazadores y re­colectores de alimentos silvestres se cuentan entre las personas con más tiempo libre de la tierra.» Y Farb añade que son además las personas mejor ali­mentadas de la tierra y también las más sanas.

McDougall continúa: «El asalariado medio dedica el mismo tiempo al tra­bajo que hace una generación [en realidad, dedica más tiempo ahora], pero tar­da más en ir al trabajo y volver. Y los niveles de vida más altos han complica­do tanto el estilo de vida de los estadounidenses que les obligan a dedicar más tiempo a la compra, el mantenimiento y las labores de la casa, por lo que dis­ponen de menos tiempo para disfrutar de todos los artículos y medios de recreo que tienen a su alcance […] En una época de altos niveles de vida, vacaciones más largas, transporte más rápido y supermercados llenos de artículos, los es­tadounidenses han acabado sintiéndose más despojados que nunca.»

LA PRESUNTA SUPERIORIDAD DE LA MODERNA ADMINISTRACIÓN DE RECURSOS
El 14 de agosto de 1987 se inició en la reserva de los indios semínolas Big Cypress de Florida el juicio del jefe semínola James Billy. Se le acusaba de ha­ber matado a un jaguar de Florida durante una cacería nocturna. Estados Uni­dos incluye al jaguar de Florida entre las especies en peligro de extinción protegidas por la ley de 1973 y su caza se castiga con un año de prisión y una multa de 10.000 dólares. La tribu semínola alega que puesto que es una nación soberana, reconocida como tal en los tratados con Estados Unidos, puede es­tablecer sus propias normas sobre caza. En segundo lugar, dice la tribu, los tra­tados según los cuales los semínolas cedieron territorio a Estados Unidos tam­bién garantizaban a los indios el derecho a seguir realizando sus actividades tradicionales de subsistencia según su propio criterio. (Cientos de tratados con las tribus amerindias garantizaban que la caza y la pesca de los indios no estarían sujetas a la ley estadounidense. Esta condición fue de capital impor­tancia para conseguir que los indios cedieran territorios, pues les aseguraba la viabilidad continuada de la economía tradicional. Ahora, sin embargo, casi to­das esas garantías son ignoradas por los intereses pesqueros y agrícolas y por los organismos federales, que sostienen que los indios tienen que acatar las mismas normas que los demás estadounidenses y que sus tratados son historia antigua. Se considera irrelevante que los tratados no sean tan «antiguos» como muchos acuerdos territoriales vinculantes que datan de principios del si­glo XIX. A los tratados indios no les otorgan el mismo respeto.)
En el caso de los semínolas, Estados Unidos niega ahora, como lo ha hecho en otros casos relacionados con los derechos de caza y pesca de los indios, que la ley semínola pueda invalidar la ley estadounidense. Estados Unidos alega que tiene que controlar la caza y la pesca para administrar y proteger la fauna. ­

Pero el jefe Billy declaró en una entrevista en la Radio Pública Nacional: «Si­glos antes de que existieran los Estados Unidos de América existían nuestras le­yes tribales. Somos una nación soberana; Estados Unidos lo ha reconocido así[en los tratados y en otras actuaciones].» Billy dice que cuando disparó al ani­mal disparaba sólo a dos ojos en la oscuridad, creyendo que era otro tipo de ja­guar. Añade que de todos modos es absurdo que se aplique la ley de especies protegidas a los indios: «Los indios somos los mejores protectores de los re­cursos naturales y lo somos desde hace miles de años […] El gobierno preten­de acusar a los semínolas de acabar con una especie, cuando la verdadera razón de que esté en peligro es la explotación abusiva del sur de Florida. La razón son todas esas urbanizaciones residenciales y la construcción de la autopista 1-95 a través del pantano y luego la autovía que atraviesa la región de los Everglades. Nada tiene que ver con nuestras costumbres de caza. Tiene que ver con las vuestras.»

Parece bastante obvio, casi evidente por sí mismo, que las culturas indí­genas que han vivido prósperamente en el mismo lugar durante milenios han sobrevivido gracias a sus buenos hábitos económicos, entre los que se inclu­yen la conservación de la fauna, la flora y los recursos. Pero si hiciéramos ca­so a nuestros científicos y a los gobiernos occidentales, tendríamos que pensar que las sociedades indígenas apenas pueden arreglárselas un día más sin or­denadores, cuotas, cartografía por satélite y análisis de «máximo rendimiento sostenible». Me pregunto cómo explicarán los científicos que los indígenas ha­yan sobrevivido miles de años. ¿Por instinto?
El supuesto de que nuestro sistema moderno de gestión de la vida silves­tre y los recursos es más eficaz (pese al hecho de que «gestionamos» sin com­prender el entorno ni cómo se organizaba la gente antes de que llegáramos) no sólo es arrogante sino también racista.

En el capítulo 4 he explicado cómo se están introduciendo rápidamente los modelos informático s de gestión de recursos naturales en el Ártico. Un ele­vado porcentaje de la «ayuda» de los gobiernos estadounidense y canadiense a los indios e inuits de las regiones árticas adopta hoy la forma de instrucción informática. Pocas veces se tiene en cuenta que esta forma de administrar los recursos y la fauna tenga un deplorable efecto negativo en las relaciones tradicionales entre indígenas y animales.

La relación entre seres humanos y animales, que antes se basaba en el co­nocimiento íntimo que proporcionaban la observación directa y las enseñanzas seculares, se basa hoy en registros de ordenador, convirtiéndose así en un gé­nero de conocimiento cuantitativo, abstracto, objetivo y acelerado. Esto es destructivo para la cultura y las tradiciones indias. Es posible acabar en una generación con un modo de conocimiento que ha sobrevivido milenios. Pero al margen del daño causado a las culturas, la evidencia reciente indica que los sistemas de administración informática objetiva-cientÍfica-cuantitativa rara vez resultan mejores que los métodos de control y conservación indígenas. En realidad, los métodos modernos resultan muy a menudo desastrosos.

El antropólogo Milton M.R. Freeman, de la Universidad de Alberta, fi­gura entre un número creciente de científicos que han empezado a organizar la lucha contra la idea de que nuestro sistema de administración económica ten­ga grandes ventajas que ofrecer a las comunidades indígenas tradicionales.

Freeman se indigna en particular con los biológos. En la asamblea de 1984 de la Asociación Científica de la Región Occidental (celebrada en Monterey, California) Freeman dijo: «La fe explícita en la precisión del mé­todo científico es una parte tan esencial de la formulación profesional de los biólogos que las limitaciones de ese sistema particular de creencia sólo se aprenden, a menudo mucho más adelante en la vida, como resultado de la experiencia obtenida en el mundo no profesional.» Freeman recoge ejemplos de biólogos que hicieron caso omiso de las prácticas tradicionales y descu­brieron posteriormente que eran métodos mucho más eficaces para mantener la viabilidad entre las especies animales.

Un ejemplo se refería a la cacería del caribú en la isla Ellesmere del Ca­nadá ártico. Los administradores de la fauna canadiense dijeron a los inuits que tenían que cazar sólo caribús grandes o machos, y sólo algunos animales de ca­da rebaño. Los inuits explicaron que aquello era contrario a su relación tradi­cional con los animales y que destruiría los rebaños de caribús, pero no se hi­zo caso de sus argumentos. El resultado fue exactamente lo que habían dicho los inuits. Aunque el máximo número permitido era de veintiséis cabezas por año, muy inferior a lo que cazaban antes, la población de caribús disminuyó de forma drástica. ¿Por que?
Según Freeman: «Los inuits sostienen que cada pequeño grupo de caribús Peary es un grupo social y existen buenas razones para que esos animales con­cretos estén juntos. Los cazadores inuits indican que debido al carácter marginal del entorno para los herbívoros, los animales más viejos y más grandes son im­portantes para la supervivencia del grupo. La experiencia y la fortaleza física per­miten a estos animales más viejos excavar en la nieve para encontrar alimentos. Los animales más viejos son más pacientes, comparados con las hembras pre­ñadas y los animales mas jóvenes, que son más nerviosos, y esta característica produce un efecto tranquilizador en los animales más jóvenes del grupo.»

Un segundo ejemplo es el que está relacionado con el proyecto de autori­zar la caza deportiva del toro almizcleño en el Ártico. También en este caso só­lo se cazarían machos; como los mejores «animales trofeo» eran los toros viejos, biológicamente «superfluos», los administradores estaban convencidos de que la caza no afectaría negativamente a la población de toros almizcleños. Los inuits opinaban lo contrario. Explicaron que los toros almizcleños son ani­males muy sociables. Los machos viejos no son «excedentes», ni mucho me­nos. Desempeñan una función social importantísima en determinadas épocas del año, como centro de reagrupación después de los periodos de dispersión de la temporada de celo. Según los inuits, actúan como «ancianos». Una vez más quedó demostrado que los inuits tenían razón: al final se modificó la política del gobierno.
Freeman señala que esta «crítica indígena de la propuesta administrativa se basaba en el conocimiento esencialmente esotérico», mediante la observa­ción directa y las creencias tradicionales, ya que los inuits en realidad no uti­lizan a los toros almizcleños ni para comer su carne ni para nada. El simple he­cho de haber compartido el territorio con los animales durante siglos les permite conocer sus hábitos y sus estructuras sociales:
Para nuestros objetivos actuales basta observar que, como en el ejemplo del caribú Peary, el conocimiento de la conducta de la especie er;:t el pun­to crítico de la postura inuit, comparado con la perspectiva cuantitativa
errónea propuesta por el servicio de gestión cinegética […] En realidad tanto los métodos indígenas como la ciencia occidental se basan en lo mis­mo, en la evidencia empírica. Ambos sistemas valoran la acumulación sis­temática de observaciones detalladas y la extracción de pautas a partir de series de datos diferentes. Pero los dos sistemas empiezan a separarse en este punto. El sistema indígena valora la desviación de la norma en un sentido cualitativo: por ejemplo, que disminuya el número de animales, o que engorden o estén más nerviosos, que haya menos crías en el rebaño, más machos lesionados, más hembras estériles, etc… La suma total del conocimiento de base empírica de la comunidad es asombrosa en ampli­tud y detalle y suele diferir notablemente de los escasos datos aportados por los estudios científicos de las mismas poblaciones.
Los métodos indígenas están también firmemente engranados en la prác­tica cultural transmitida de generación en generación. He citado al doctor H. A. Feit en relación con el estricto control de los recursos cinegético s que practican los indios cris de la bahía de James, al norte de Ontario, que incluye el nom­bramiento de «administradores» y el estudio y división de las regiones de caza.

El doctor Feit ha estudiado también algunas prácticas más sutiles, inclui­dos los rituales que se consideran apropiados para matar y guisar el animal. Casi todas las ceremonias están destinadas a demostrar «reciprocidad entre hombre y animal… que incluye respeto a las necesidades de los animales para subsistir como población y que se complementa también con el respeto de los animales de las necesidades de subsistencia y supervivencia de los humanos.»

El doctor Feit describía los métodos de los cris para cazar castores como una demostración más de respeto así como una práctica de conservación im­pecable. Uno de los métodos utilizados para cazar castores era con trampas y durante el día. El segundo método se practicaba de noche y consistía en rode­ar la madriguera, donde pueden vivir de 50 a 100 castores, y hacerlos salir y di­rigirse hacia donde los cazadores les esperan. El primer sistema no era tan efi­caz en cuanto a horas-hombre por castor cazado. Pero Feit decía: «El descubrimiento importante era que, mientras que esperar al castor permitía la captura de mayor número en total, se practicaba sólo en circunstancias espe­ciales, muy poco en realidad […] claro indicio de que los cazadores prefieren limitar las capturas más que de que les resulte imposible cazar mayor número de castores […] Habrían capturado más castores si hubieran utilizado con ma­yor frecuencia el segundo método.» Los cris limitaban deliberadamente el consumo de sus recursos, según Feit, con fines conservacionistas e inculcaban esta práctica con las enseñanzas tradicionales acerca de cuándo había que ele­gir uno u otro método.

El profesor Freeman sostiene que el principal problema de la ecología oc­cidental, lo mismo que el de casi todas las intervenciones científicas en los sis­temas de administración económica seculares, es que se parte de supuestos operativos básicos inadecuados para el caso concreto. Por ejemplo, según Fre­eman, casi todos los biólogos occidentales (con preparación universitaria, normalmente blancos ‘1 en general sin conocimientos directos del medio o el grupo cultural que investigan) tenderán a considerar la fauna como un recur­so y las capturas de animales como una actividad exclusivamente económica. Adoptan la terminología capitalista de «máximo rendimiento sostenible» (el número de capturas sobrepasado el cual un rebaño podría empezar a dismi­nuir). El biólogo actúa básicamente como director de recursos; como funciona­rio de una empresa, cuyo objetivo es aumentar la producción al máximo y mul­tiplicar a los beneficios. No se hace el menor esfuerzo por entender los enfoques alternativos de las culturas y las tradiciones indígenas.

Los indígenas no consideran a los animales desde un punto de vista es­trictamente cuantitativo ni como «recursos». Creen que los animales forman parte de un entramado de sistemas vivos que incluye las relaciones entre ellos mismos y entre ellos y los seres humanos. Estos métodos se transmiten entre los indígenas mediante las enseñanzas de la historia y las leyendas; se expre­san con las ceremonias religiosas; y forman parte de sus sistemas de estructuración social, de estatus y de psicología. Los flujos y reflujos de la población animal son, por tanto, inseparables de las actividades de las personas. Aunque es posible que el «máximo rendimiento sostenible» científico corresponda ca­si exactamente al número de animales que cazan y consumen finalmente los indígenas, la relación conceptual con los animales y los métodos empleados en la toma de esas decisiones son completamente distintos. Además, podría cau­sar graves daños a la continuada vitalidad de la cultura y la tradición indíge­nas que estas sociedades adoptaran los métodos conceptuales occidentales, porque su bienestar económico va inexorablemente unido a las prácticas religiosas, sociales y culturales.

Cuando las sociedades indígenas deciden aceptar el consejo de los biólo­gos occidentales y utilizar las técnicas de gestión cinegética occidentales, ten­demos a considerar que actúan racionalmente. Las instituciones estadouni­denses se disponen a invertir. El Banco Mundial ofrece fondos de desarrollo. Y, sin embargo, el modelo occidental, que no incluye las dimensiones más ho­lísticas del pensamiento y las costumbres indígenas, quizá resulte ser final­mente el procedimiento menos racional. Y es sin duda, a la larga, menos ra­cional para los indígenas.

Como hemos dicho ya, las sociedades indígenas tienden a no aumentar al máximo la producción, y por muy buenas razones. Producen lo impres­cindible deliberadamente. En realidad, según el profesor Freeman (que está de acuerdo en lo esencial con Marshall Sahlins), cuando circunstancias for­tuitas dan por resultado un excedente inesperado, la forma preferida de abor­dar la situación no es almacenarlo o intercambiarlo. Lo que hacen es consu­mirlo en un festín. «El reparto generalizado y los banquetes comunales son rasgos característicos de todas las sociedades cazadoras y pescadoras -dice Freeman-. Además, en esas sociedades existen normas y sanciones estable­cidas para evitar expresamente la acumulación o el almacenamiento personal de recursos y tienen complejos sistemas de relaciones sociales y de paren­tesco que determinan los canales que seguirán los recursos para que preva­lezca la ecuanimidad, frente a la amenaza que supondría el acceso des~gual a los recursos valiosos.» Al contrario de lo que sucede en las sociedades in­dustriales y tecnológicas,.en que el principal objetivo de la actividad econó­mica es obtener los máximos beneficios, «el objetivo de casi toda la actividad económica de estas sociedades de recolectores se centra en la reproducción del grupo social». Así que donde los sistemas de administración capitalistas hacen hincapié en los números y en la acumulación personal, la administra­ción indígena resalta las relaciones entre humanos y animales, creyendo que el equilibrio es lo que sustenta a la gente y ayuda ~ medrar a los animales. No
existe nada parecido a «máximo rendimiento viable» en el planteamiento económico de los indígenas.

El doctor Milton Freeman ayudó a organizar el Grupo de Trabajo sobre Conocimientos Tradicionales, Conservación y Desarrollo Rural de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales, con el fin de apoyar los esfuerzos de las comunidades nativas para mantener sus prácticas económicas. Este grupo tiene su sede en Ginebra y quizá sea la primera organización eficaz de científicos que se toma en serio los métodos tradicionales de control de la fauna y de los recursos.

Aunque la organización se creó hace pocos años, ha demostrado un gran dinamismo y ha puesto en marcha una larga lista de programas; entre los pro­yectos de estudios figuran el conocimiento tradicional de los sistemas coste­ros, la administración tradicional de las zonas pesqueras entre los isleños del sur del Pacífico, las prácticas ecológicas y cinegéticas de los pueblos de la re­gión circumpolar del norte, las prácticas tradicionales de agrosilvicultura y conservación entre los pueblos tribales de Nueva Guinea, las prácticas de con­trol microclimático entre los pueblos agrícolas, la conservación del saber tra­dicional yntre los indígenas de Alaska y el empleo del fuego en la agricultura entre los aborígenes.

El doctor Bob Johannes, miembro del grupo de trabajo, explicó la urgen­cia de la tarea inmediata:
Buena parte de 10 que sabemos de la naturaleza y la gestión de los recur­sos naturales puede encontrarse en las bibliotecas. [En las comunidades indígenas] sin embargo, casi todo se conserva en la cabeza de los ancia­nos y ancianas de las aldeas. Los científicos han comprendido al fin en los últimos años que ese conocimiento del bosque, la huerta, las llanuras y el mar no sólo es enciclopédico sino que tiene además un gran valor científi­co, sobre todo en 10 referente a la administración de los recursos natura­les. Pero se está perdiendo rápidamente debido a la occidentalización, la industrialización, la urbanización y el correspondiente distanciamiento de los jóvenes de las tradiciones [u.] Es urgente recoger ese conocimiento. Permitir que desaparezca equivale a desperdiciar siglos de experiencia práctica valiosísima.

Johannes advierte de algunos peligros, sin embargo, incluido el de que muchos investigadores no manifiestan el menor respeto por los pueblos que es­tudian, precipitándose a menudo para obtener respuestas y provocando con­flictos internos en las comunidades sobre si participar o no.

Además, según Diane Bell, de la Universidad Nacional de Australia, que también forma parte del mencionado grupo de trabajo, en determinadas sociedades como la de los aborígenes de Australia, gran parte de la informa­ción es patrimonio de las mujeres, que suelen negarse a comunicársela a los hombres.
y por último, el principal problema citado por el grupo de trabajo es que los científicos no reconocen los derechos de los indígenas con los que tratan. Cuando los investigadores occidentales descubren, por ejemplo, las propieda­des curativas de una hierba medicinal, venden muchas veces la información por grandes sumas a las empresas occidentales sin ningún beneficio correspon­diente para los nativos. En realidad, los científicos suelen dejar el lugar y no vuelven a ayudar a esos mismos nativos cuando su territorio es invadido por extraños. Podemos encontrar muchos ejemplos de esto entre los indígenas del Amazonas. Los científicos obtuvieron información útil de los indios de la re­gión, pero pocos se han levantado para defender a quienes sufren ahora agre­siones directas.

Los científicos occidentales, cuando se desentienden de las situaciones políticas concretas que soportan los indios, no hacen más que imitar la amo­ralidad empresarial. Los indios, sus conocimientos y su entorno se incluyen en la definición occidental de «recurso» y por tanto están sometidos a la explo­tación. La idea de que la intervención occidental beneficia de alguna forma a gran número de indígenas (a su gobierno, su salud, su economía) es, en el me­jor de los casos, engreimiento. Es más frecuente que se trate de un disfraz propagandístico para impedir que los científicos, las empresas y todos noso­tros reconozcamos de verdad el horror de 10 que está ocurriendo.

viernes, 2 de octubre de 2009

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muerte al coche.


El fin de la era del‭ "‬petróleo barato‭" ‬es una realidad que según nos dicen se hará palpable en‭ ‬2‭ ‬o‭ ‬3‭ ‬años‭… ‬El petróleo podría acabarse en menos de‭ ‬30‭ ‬años y el uranio en menos de‭ ‬70.‭ ‬El fin de la era del‭ "‬petróleo barato‭" ‬se traducirá en diferentes oleadas de crisis energética global.‭ ‬Las autoridades pretenden tranquilizar las conciencias diciendo haber encontrado una energía alternativa:‭ ‬la fusión o fisión de hidrógeno.‭ ‬Pero,‭ ‬en el caso de que realmente sea viable y más aún,‭ ‬que su desarrollo suficiente para la suplantación llegue a tiempo-‭ ‬esto significará en la Península Ibérica la necesidad de crear decenas,‭ ‬sino‭ ‬cientos,‭ ‬de centrales nucleares para dicha energía,‭ ‬además de la emisión de cantidades ingentes de vapor que contribuirían a la debacle ecológica que antes o después se traducirá en colapso global.‭ ‬Por otro lado,‭ ‬la energía nuclear que haría falta para mantener a la Civilización Industrial del Hidrógeno,‭ ‬se basa a sí mismo en recursos minerales finitos‭… ‬Y el uranio se acaba.

De todas maneras no es el catastrofismo lo que nos lleva a posicionarnos contra los coches.‭ ‬EL primer lugar no lo es,‭ ‬porque no tenemos ni idea de cual es el futuro que nos espera.‭ ‬Durante largo tiempo se han escuchado proclamas catastrofistas‭; ‬muchas acertaron,‭ ‬pero otras muchas no.‭ ‬Por otra parte,‭ ‬aún sin petróleo se podría mantener el sistema del automóvil‭ –‬si bien ciertamente deteriorado.‭ ‬Durante la II Guerra Mundial la gente se las ingenió como pudo para mantener los coches circulando por las ciudades,‭ ‬claro que de forma muy deficiente,‭ ‬usando mezclas con petróleo y para un volumen mucho menor de coches.‭ ‬No obstante,‭ ‬sea nuestro futuro inmediato más o menos alarmante‭ –‬pues alarmante sí que es-‭ ‬lo que tenemos claro es que tenemos que dejar los coches ya,‭ ‬empezando por dejar de usarlos dentro de las ciudades.‭ ‬Y no sólo por sus desastrosos efectos ecológicos‭ (‬son los culpables en un‭ ‬75%‭ ‬del calentamiento global,‭ ‬deforestación para carreteras,‭ ‬agujeros de ozono,‭ ‬del‭ ‬60%‭ ‬de la contaminación en las ciudades,‭ ‬etc,‭) ‬sino también por sus efectos sociales para la libertad,‭ ‬la felicidad y la comunalidad humana.‭

No se trata de una posición austera.‭ ‬No se trata de que no nos queda otra,‭ ‬lamentarnos de que desgraciad@s somos y apretarnos los cinturos‭… ¡¡‬DESEAMOS VIVIR SIN COCHES‭!!

El automóvil‭ –‬al igual que el resto de la tecnología-‭ ‬no es algo neutral.‭ ‬El coche en sí lleva implícito un modelo de sociedad,‭ ‬un modelo de disposición población,‭ ‬un modelo de urbanismo,‭ ‬una forma individualista de transporte,‭ ‬una determinada relación del ser humano con la velocidad y el ritmo,‭ ‬etc.‭ ‬El coche privatiza el espacio público:‭ ‬se lo roba a las personas.‭ ‬El coche convierte las poblaciones donde vivimos en algo muerto enterrado bajo asfalto,‭ ‬lleno de smog Los coches hacen de las comunidades,‭ ‬zonas masificadas,‭ ‬donde la libertad es coartada en todos los sentidos.‭ ‬El coche militariza la calle con su disciplina y la uniformidad del tráfico.‭ ‬Las poblaciones se hacen a la medida de las máquinas y sus velocidades estresantes,‭ ‬y no a la de las personas.‭ ‬El coche es un mecanismo de control:‭ ‬despeja la calle.‭ ‬Es un mecanismo contra la convivencia y el juego:‭ ‬convierte en la calle en mero tránsito matando las posibilidades en ella de ocio,‭ ‬encuentro,‭ ‬fiesta,‭ ‬organización esporádica de eventos,‭ ‬juegos‭… ‬siembra asfalto donde podía haber árboles frutales y vida comunitaria.‭ ‬El coche,‭ ‬además,‭ ‬crea las distancias:‭ ‬aleja las cosas y las personas mediante el urbanismo.‭ ‬El coche crea la disposición de la sociedad en el espacio,‭ ‬se hace así mismo imprescindible,‭ ‬por ejemplo,‭ ‬al poner tu lugar de trabajo a una hora en coche de donde vives‭… ‬El derecho un‭ "‬derecho a tener coche‭" ‬niega el derecho a no tenerlo y niega a la naturaleza su derecho mismo a existir.‭

La reivindicación de la erradicación del coche es uno de los múltiples requisitos para reconectar con la naturaleza y vivir en libertad.‭ ‬Para esto es necesario‭ ‬acabar con la sociedad masificada que convierte a las personas en números y acabar el dominación capitalista y tecnocrática.‭

Pero es también una cuestión de‭ ‬solidaridad.‭ ‬Ahora mismo somos‭ ‬6,5‭ ‬mil millones de personas sobre la Tierra‭ (‬hace‭ ‬30‭ ‬años éramos la mitad.‭ ‬Dentro de‭ ‬15‭ ‬seremos‭ ‬8.000‭)‬.‭ ‬No puede haber coches para tod@s,‭ ‬esto sería,‭ ‬simplemente,‭ ‬ecológicamente imposible.‭ "‬Democratizar‭" ‬el coche y desarrollar la industrialización a la europea en China y la India es un suicidio evidente.‭ ‬Pero no podemos prohibirles hacer lo que nosotr@s hacemos‭… ‬Es hora de pensar con un poco de seriedad,‭ ‬sin cinismos ni mirar a otro lado.‭ ‬Debemos acabar con el coche.‭ ‬No hay otra solución.

El coche es además un símbolo clarividente de la estupidez moderna.‭ ‬Es símbolo de libertad en el atasco,‭ ‬de independencia atado a hipotecas,‭ ‬de poderío cuando es la máquina quien hace todo por uno.‭ ‬Todo menos una cosa:‭ ‬comer.‭ ‬La situación actual es un absurdo:‭ ‬para dar de comer a nuestros coches matamos a miles de personas en guerras genocidas en Afganistán,‭ ‬Iraq,‭ ‬Venezuela‭… ‬y más que vendrán,‭ ‬para adueñarnos de las migajas que quedan de‭ "‬oro negro‭"‬.‭ ‬Nuestros coches son en Prestige.‭ ‬De seguir así será una realidad eso de‭ "¡‬criad coches,‭ ‬comeréis fuel‭!"‬.‭ ‬Pero,‭ ‬es cierto,‭ ‬la culpa no es sólo de los coches.‭ ‬Acabar con los coches en las ciudades está claro que no es solución a nada:‭ ‬no es suficiente.

Donde hay carreteras queremos ríos y permacultura.‭ ‬Donde hay parking queremos bosques.‭ ‬Donde hay autoritarismo,‭ ‬asamblea.‭ ‬Donde hay propiedad privativa,‭ ‬comunalidad.‭ ‬Donde hay capital apoyo mutuo.‭ ‬Donde hay técnica,‭ ‬imaginación.‭ ‬Donde hay coches,‭ ‬convivencia.‭ ‬Ni‭ "‬democracias‭" ‬ni dictaduras‭ ¡‬Queremos Anarquía Verde‭! ‬Una sociedad que dance sobre las ruinas de los relojes y despertadores,‭ ‬un modo de vida que acabe con la moral cristiano-burguesa,‭ ‬para vivir sensualmente el presente.‭ ‬Como decían ya en el‭ ‬1968:‭ "‬¡Bajo el asfalto está la playa‭!" ¡‬Recuperemos las calles,‭ ‬levantemos adoquines para que entre las grietas de este sistema caduco rebrote nuestra más salvaje libertad‭!

lunes, 14 de septiembre de 2009

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la densa gota rubí claquetea sobre el frío y sucio mosaico. entre el silencio sólo se nota el revuelo de sus patas al aire. cada parpadeo, intenso como una ola; sus pupilas guardan todo el terror del mundo en una lágrima cristal. El frío se asusta ante el incandescente tajo abismal en la garganta, y la hirviente sangre salpica todo el lugar. el ruido sordo de músculos rasgados, el sonido de cadenas transportando al animal. piel, músculo, garganta y cuerdas vocales cortadas de un tajo limpio, ¿no sientes como se desliza sobre su piel tensa abriendo un infinito y oscuro canal? un canal, un único y (por desgracia) no mortal canal.
en los mataderos se huele el holocausto, un holocausto diario, interminable, insufrible, desconocido, innecesario; y el holocausto mañana seguirá.

viernes, 11 de septiembre de 2009

NO QUEREMOS SER ESTUDIANTES, SOMOS MALEANTES!

No queremos tener límites. No sabemos si los tenemos o no, pero precisamente esa no es nuestra cuestión, no DESEAMOS tener límites, queremos desbordarnos. Nos importamos nosotros. Nos preocupamos de los obstáculos y de los enemigos en la medida en que nos impiden hacer lo que deseamos u obtener lo que necesitamos. Si no estorban, no existen. Y si estorban, deben dejar de existir. Ya nos hemos preocupado durante bastante tiempo por reflexionar sobre el enemigo, el Sistema, el Capital, y tal y cual. Creemos que ya es hora de que nos preocupemos por nosotros. ¿Qué nos gusta? ¿Qué no nos gusta? ¿Qué queremos? ¿Qué no queremos? ¿Cuáles son nuestros deseos reales?.

A eso vamos. Eses es nuestro objetivo, y estamos en disposición de ir a por ello, y a por todo lo demás.

Se dan las condiciones para que lo que ya exista en esencia, salga a la luz y exista realmente.

Como decían algunos estudiantes de la prehistoria del movimiento estudiantil allá por los 60, los estudiantes son una clase en sí misma. No somos asalariados, aunque estemos destinados a serlo la mayoría; ni somos dirigentes como estamos destinados a ser los pocos. No estamos en ningún lado, estamos todavía en transición, en proceso. No queremos decir que estemos a salvo de la mierda del Sistema, pero sí decimos que se dan las condiciones materiales, reales, para revolucionarse, revolverse contra aquello que no queremos y por aquello que queremos.

No tenemos posesiones, nada es nuestro. No tenemos casa propia, ni coche, ni familia, ni hijos a nuestro cargo, por lo que no se nos puede engañar con eso de que somos de clase acomodada, pues no tenemos nada que conservar. Nos falta todo todavía por tener. Lo tenemos todo por delante. Es el primer punto del que hay que tomar conciencia: no tenemos nada que perder. Si hacemos una huelga, no nos van a echar del trabajo, ni vamos a dejar de cobrar un sueldo, ni tan siquiera tenemos que perder unas estúpidas “conquistas sociales” con las que lograron engañar a nuestros padres. Si hacemos huelga, no sólo no vamos a perder nada, sino que vamos a ganar muchas cosas, vamos a recuperar un día de aburrimiento para nuestro beneficio, y lo vamos a convertir en un día de vida real, vida intensa en la que vamos a hacer en cada momento lo que nos plazca y no lo que nos corresponda en nuestro papel de estudiante. Disfrutando del placer del momento subversivo.

Que no nos tomen el pelo, lo único que se puede perder de verdad es el miedo. Miedo que ya no es tanto a las posibles represalias de las distintas autoridades -profesores, consejo, padres…-, ni tampoco es sobretodo el miedo al castigo social por no actuar según lo que se espera de ti acorde con tu rol. Es miedo a uno mismo, miedo a no saber qué hacer cuando nadie nos dirige y nos dicta. Miedo a no saber hacia donde ir cuando nadie nos marca el camino, miedo a no saber qué paso dar en cada momento. Miedo a vivir sin amos. Miedo a la incertidumbre.

Os vamos a contar un secreto al oído: nosotros también tenemos miedo! Es más, creemos que buena parte de nuestra fuerza se basa en ese miedo. No queremos tener las cosas muy claras, no queremos tener un camino marcado ni una luz al final del túnel a la que dirigirnos sonámbulamente. Queremos construir nuestra vida a cada momento, y afrontar el miedo, por lo tanto, de vivir sin amos. Tenemos miedo, es verdad, y nos corroe la incertidumbre, pero esa incertidumbre también hace que nos pique el gusanillo y que nos hierva la sangre. ¿No os atrae la idea de experimentar una vida nueva y abandonar esta existencia mediocre? Pues experimentad, haced lo que sea, hagamos lo que sea, no lo sabremos hasta que no lo intentemos, y aun así, nunca lo sabremos, pues a cada momento estaríamos descubriendo cosas nuevas. No necesitamos más cosas. Queremos movernos. ¿A donde?. No lo sabemos. ALLÍ, por ejemplo, sabemos que no queremos estar aquí. Cualquier cosa menos esto, estamos cansados, este mundo nos aburre, no satisface nuestras necesidades y deseos, no nos place, no nos divierte. Sólo nos divierte joderlo. Pero queremos más, queremos una vida mejor.

Que no nos engañen, tampoco, con nuestro porvenir. Ni somos el futuro ni tenemos un gran futuro por delante. No nos da la gana aceptar el futuro, tener un futuro es escribirse una muerte, escribir la novela de tu vida antes de vivirla: sólo haces lo que YA está escrito, y no construyes tu vida a cada momento. Y no aceptamos el futuro además porque YA no aceptamos el presente miserable que hay ni aceptamos el futuro de mierda que nos tienen preparado. ¡Esta vida es una miseria!.

Somos conscientes, pese a todo, de nuestra situación en el mundo. Somos conscientes de que estamos aquí para ser futuros trabajadores, sabemos que tenemos un papel que cumplir en este mundo, el de estudiante, el de persona que aprende a tragar la mierda de Realidad, el de persona que se afana en aprender la ideología que insuflan los intelectuales del Sistema a través de la cultura, personas que aprenden a reducir su cuerpo y su mente a unos espacios y unos horarios rígidos para llegar al mundo del trabajo con el cuerpo y la mente ya reducidos. Somos conscientes de que somos Estudiantes.

Pero somos conscientes de que queremos dejar de serlo. No queremos acostumbrarnos a unos horarios y espacios, no queremos tragar mierda, no queremos aprender su ideología, ni ninguna ideología. No más intelectuales, no más cultura, no más arte. Nosotros también queremos dejar de ser estudiantes. Pero no queremos dejar de ser estudiantes para ser Trabajadores u otra cosa. No queremos desprendernos de un papel para coger otro. No queremos tener ningún papel, no queremos ser nada, queremos ser lo que nos dé la gana en cada momento. En cada momento. Los estudiantes debemos de empezar a dejar de aferrarnos a ideologías y pensamientos creados, cosas YA hechas a las que nos agarramos por ese miedo a vivir sin amos, a construir cada uno su vida en cada momento.

Es la hora de liarse la manta a la cabeza, abandonar todas las creencias e ilusiones que nos garantizan la seguridad de vivir en este mundo. La seguridad en esta sociedad no son más que unas vallas que nos protegen de… ¿de qué? ¿os habéis parado a pensar alguna vez de qué nos protege la Seguridad que nos ofrecen? ¿De qué debemos tener miedo? Las seguridades nos protegen de nosotros mismos, es a nosotros a los que las vallas no dejan salir, y no a los demás a los que no deja entrar. Nos impiden desbordarnos de lo que está permitido. Son nuestra propia policía que nos vigila en nuestro arresto domiciliario. Te pudres en ti mismo, te adormilas y te aburres, con la seguridad de que vas a seguir viviendo, es decir, tu corazón va a seguir latiendo. ¿Y los demás? ¿y los sueños? ¿y los deseos? ¿y las emociones? ¿la pasión?.

Todo eso está ahí, al otro lado de la valla. Abandonad las seguridades, lo único que hacen es atar, y lanzaos a la emocionante experiencia de vivir sin normas, sin amos, sin roles. Experimentad.

Queremos vivir y experimentar YA, no a medio ni largo plazo. La idea de la revolución como proceso está muy bien, pero no podemos esperar. Necesitamos mejorar nuestro vivir, queremos una forma más intensa de vida, y por eso queremos crear momentos para vivir intensamente. Queremos insurrecciones, sublevaciones, revueltas, la tensión del conflicto abierto. No nos vale tener simplemente el sueño de una revolución, preferimos el sueño y la utopía de un momento en insurrección. La sublevación es una reapropiación, una verdadera ruptura con la monotonía de la vida cotidiana, una verdadera ruptura con las normas sociales, una verdadera ruptura con los roles que a cada momento de la vida debemos adoptar. El momento en sublevación rompe los horarios, el tiempo, que deja de ser una tiranía lineal, para pasar a ser un desorden de momentos vividos intensamente. Sabemos que una insurrección no va a cambiar el mundo, pero sí creemos que puede transformar nuestra vida.

Porque se trata de cambiar el mundo, pero también se trata de transformar la vida. No estamos interesados en ninguna revolución que no eleve nuestra calidad de vida. No nos interesa un mundo, por muy libre y justo que sea, si la vida es igual de aburrida, tediosa, monótona, racional y mediocre que la que hay ahora.

Abogamos por crear la revolución que nunca triunfe.

No queremos triunfar. No queremos perder el sueño y la utopía. No nos interesan las cosas que tienen un fin, ni las cosas cuyo destino anticipado es morir. No queremos tener futuro, ya iremos fabricando nuestra vida. No queremos definirnos ahora, ya nos irán definiendo nuestros actos. No queremos tener todas las cosas claras, ya nos iremos aclarando con la practica.

No tenemos las cosas claras. Pero OJO, eso no quiere decir que vayamos a permitir que vengan listillos a aclararnos a nosotros y a decirnos quienes somos y que queremos y qué no queremos. No admitiremos vanguardias revolucionarias que vengan a encabezar nuestra revuelta con sus ideologías. Y no vamos a permitir, tampoco, a los líderes sindicales ni a los sindicatos en sí mismos. No os vamos a dejar, os lo avisamos, no vamos a permitir ningún intento de manipulación, ni vamos a dejar que recuperéis nuestras luchas para el Sistema, llevándonos por los inofensivos cauces de la democracia. ¡Abajo la democracia! ¡no más diálogo! Hay que dar caña. Os lo advertimos, si intentáis meter vuestra zarpa entre nosotros, vamos a arremeter contra vosotros con toda nuestra ira. Mejor todavía, arremeteremos contra vosotros aunque no intentéis meter la zarpa, sólo por lo que sois y lo que hacéis, por vuestra función de bomberos del fuego de la revuelta. ¡Recuperadores de mierda, estáis en el punto de mira!.

Todo está en el punto de mira. Nada de este mundo es salvable. Los estudiantes nos cagamos en todo. Hemos empezado a desengañarnos de las credulidades de la vida moderna, no creemos en la seguridad del hogar lleno de sentimientos electrodomésticos, ni en las máquinas que dan una felicidad patética, como la sonrisa del burro al morir. Los coches no son más que el modelo del ideal burgués de felicidad. Quemémoslos, rompamos los escaparates de la alienación y de la falsa vida.

Quemar coches, romper escaparates. No es una consigna lo que os mandamos. Quemar, romper, son nuestros sentimientos lo que os lanzamos. Os lanzamos nuestra rabia, nuestra ira. Nuestros deseos y nuestros sueños. Es lo que pensamos. Nosotros somos eso.

Insurgimos en nuestro ambiente como lava de volcán. Queremos irrumpir, no esperar a florecer como las plantas. Queremos lucir el doble sin resignarnos a durar la mitad de tiempo. Somos utópicos, somos unos ilusos. ¡Ilusos! ¡Habéis dejado de soñar! Os habéis hecho mayores, sois tan adultos como un universitario invadido por el tedio con veintipocos años. Nosotros nunca hemos dejado de ser niños. Aún somos salvajes y nos resistimos a que nos domestiquen.

Este panfleto es un virus. Se extiende y fluye por el mundo sin límites tejiendo redes de deseos subversivos. Puedes formar parte de él. Es más, puedes ser él. Difúndelo, fotocópialo, regálalo a tus seres queridos. Crea sueños.

Salvajes
Madrid, diciembre de 1998.

martes, 8 de septiembre de 2009

CAOS, Pasquines del anarquismo ontológico de Hakim Bey

CAOS (Hakim Bey) : http://www.mediafire.com/download.php?d24mmjmkmyz


Terrorismo poético

Bailes inverosimiles en cajeros
automáticos nocturnos.
Despliegues pirotécnicos ilegales.
Land art, obras terrestres como
extraños artefactos alienígenas
desperdigados por los parques
naturales. Allana moradas pero en
vez de robar, deja objetos poéticoterroristas.
Secuestra a alguien y
hazlos felices.
Elige a alguien al azar y convéncele de ser el heredero de una
inmensa, inútil y asombrosa fortuna -digamos 5000 hectáreas de
Antártida, o un viejo elefante de circo, o un orfanato en Bombay, o una
colección de manuscritos alquímicos-. Al final terminará por darse
cuenta de que por unos momentos ha creído en algo extraordinario, y se
verá quizás conducido a buscar como resultado una forma más intensa
de existencia. Instala placas conmemorativas de latón en lugares
(públicos o privados) en los que has experimentado una revelación o has
tenido una experiencia sexual particularmente gratificante, etc.
Ve desnudo como un signo.
Convoca una huelga en tu escuela o lugar de trabajo sobre las bases
de que no satisfacen tus necesidades de indolencia y belleza espiritual.
El arte del graffiti prestó cierta gracia a los laidos subterráneos del
metro y a los rígidos monumentos públicos; el TP también puede ser
creado para lugares públicos: poemas garabateados en los lavabos del
juzgado, pequeños fetiches abandonados en parques y restaurantes, arte
en fotocopias bajo el limpiaparabrisas de los coches aparcados,
Consignas en Grandes Caracteres pegadas por las paredes de los patios
de recreo, cartas anónimas enviadas a destinatarios conocidos o al azar
(fraude postal), retransmisiones piratas de radio, cemento fresco...
La reacción o el choque estético provocados por el TP en la audiencia
han de ser al menos tan intensos como la agitación propia del terror -
asco penetrante, excitación sexual, asombro supersticioso, angustia
dadaesca, una ruptura intuitiva repentina- no importa si el TP va dirigido
a una sola o a muchas personas, no importa si va "firmado" o es anónimo,
si no transforma la vida de alguien (aparte de la del artista) es que no
funciona.
El TP es un acto en un Teatro de la Crueldad que no tiene ni
escenario, ni filas de asientos, ni localidades, ni paredes. Con objeto
de que funcione en absoluto, el TP debe desvincularse
categóricamente de toda estructura convencional del consumo de arte
(galerías, publicaciones, media). Incluso las tácticas de guerrilla situacionistas de teatro callejero resultan ya demasiado conocidas y
previsibles.
Una seducción exquisita -conducida no sólo por la causa de la mutua
satisfacción sino también como acto consciente en una vida
deliberadamente bella- puede ser el TP definitivo. El terrorista P se
comporta como un estafador cuyo objetivo no es el dinero sino el
CAMBIO.
No hagas TP para otros artistas, hazlo para gente que no repare (al
menos por un momento) en que lo que has hecho es arte. Evita las
categorías artísticas reconocibles, evita la política, no te quedes a
discutir, no seas sentimental; se implacable, arriésgate, practica el
vandalismo sólo en lo que ha de ser desfigurado, haz algo que los niños
puedan recordar toda la vida -pero no seas espontáneo a menos que la
musa del TP te posea-.
Vístete. Deja un nombre falso. Se legendario. El mejor TP está
contra la ley, pero que no te pillen. Arte como crimen; crimen como
arte.

Niños Salvajes

EL INSONDABLE SENDERO LUMINOSO de la luna llena; medianoche a mediados de mayo en algún Estado que empieza por "I", tan bidimensional que apenas puede decirse que posea geografía en absoluto -los rayos tan urgentes y tangibles que tienes que echar las persianas para pensar en palabras.

Sin duda escribir a los Niños Salvajes. Piensan en imágenes; la prosa es para ellos un código aún no enteramente digerido y osificado, tal como para nosotros nunca ha sido enteramente de fiar.

Puedes escribir sobre ellos, para que otros que hayan perdido la cadena de plata puedan reanudarse. O escribir para ellos, haciendo de HISTORIA y EMBLEMA un proceso de seducción hasta tus propios recuerdos paleolíticos, una tentación barbárica de libertad (el caos tal como CAOS lo entiende).

Para estas especies de otro mundo o "tercer sexo", les enfants sauvages, la fantasía y la Imaginación aún no están diferenciadas. JUEGO desbocado: a la una y misma vez la fuente de nuestro Arte y del eros más raro de la estirpe.

Abrazar el desorden tanto como trampolín de estilo y como almacén voluptuoso, un fundamento de nuestra extraña civilización oculta, de nuestra estética conspiradora, de nuestro espionaje lunático -ésta es la acción (encarémoslo) ya de un artista de algún tipo, o de un niño de once o doce años.

Esos niños traicionados por sus sentidos clarificados en un hechizo brillante de hermoso placer reflejan algo tiznado y feraz en la naturaleza de la propia realidad: anarquistas ontológicos natos, ángeles del caos; sus gestos y olores corporales retransmiten a su alrededor una jungla de presencia, un bosque de presciencia al completo con serpientes, armamento ninja, tortugas, chamanismo futurista, revoltijo increíble, meadas, fantasmas, sol, corridas, nidos y huevos de pájaro; agresión jubilosa contra los mayores6 de esos Planos Inferiores tan impotentes para englobar ni epifanías destructivas ni creación en la forma de travesuras tan frágiles pero tan afiladas como para rebanar un rayo de luna.

Y aún así los habitantes de estas dimensiones inferiores de poca monta creen sinceramente que controlan los destinos de los Niños Salvajes; y aquí abajo, tan crueles creencias de hecho esculpen la mayor parte de la substancia de los acontecimientos.

Los únicos que efectivamente desean compartir más que dictar el travieso destino de esos fugitivos salvajes o guerrillas menores, los únicos que pueden entender que amarse y desatarse son un mismo acto; ésos son sobre todo artistas, anarquistas, pervertidos, herejes, una banda aparte (tanto entre sí como del mundo) o sólo capaces de encontrarse como podrían hacerlo niños salvajes, intercambiando miradas a lo largo de la mesa en la cena mientras los adultos farfullan detrás de sus caretas.

Demasiado jóvenes para choppers Harley; cateadores, break dancers, poetas apenas adolescentes de llanos pueblos de tranvía perdido; un millón de chispas cayendo de los cohetes de Rimbaud y Mowgli; esbeltos terroristas cuyas estentóreas bombas se compactan con amor polimorfo y preciosos restos de la cultura popular; pistoleros punks soñando con ponerse pendiente, ciclistas animistas planeando en el anochecer de peltre a través de las calles de Protección Oficial de flores accidentales; bañistas gitanos fuera de temporada, sonrientes ladrones de tótems de poder, de monedas sueltas y cuchillos de hoja de pantera que miran de reojo -los intuimos por todas partes- publicamos esta oferta para cambiar la corrupción de nuestra propia lux et gaudium por su dulce y perfecta porquería.

Así que atiende: nuestra realización, nuestra liberación depende de la de ellos; no porque remedemos a la Familia, esos "usureros del amor" que nos tiene rehenes de un futuro banal, ni al Estado que nos escolariza para hundirnos bajo el horizonte de eventos de una plúmbea "utilidad" -no; sino porque nosotros y ellos, los salvajes, somos unos imágenes de los otros, estamos atados y delimitados por esa cadena de plata que define el margen de la sensualidad, de la transgresión y la visión.

Compartimos los mismos enemigos y nuestros medios de escape triunfal son también los mismos: un juego delirante y obsesivo, impulsado por la brillantez espectral de los lobos y los niños.


Pirotecnia

INVENTADA POR LOS CHINOS pero nunca desarrollada para la guerra -un ejemplo cabal de Terrorismo Poético- un arma utilizada para disparar el choque estético que no para matar -los Chinos detestaban la guerra y solían hacer luto cuando los ejércitos se levantaban- pólvora sólo útil para espantar maléficos demonios, para deleitar a los niños, para llenar el aire con una atrevida bruma de olor a riesgo.

Bombas Relámpago clase C de Kwantung, cohetes de botella, mariposas, M-80s, girasoles, "un Bosque en Primavera"; temporada de revolución; enciende el cigarro en la mecha silbante de una bomba negra de Haymarket; imagina el aire lleno de hidras y súcubos, de espíritus opresivos, de fantasmas policía. Convoca a unos cuantos niños con brasas encendidas o fósforos de cocina -apóstoles chamanes de complots de pólvora veraniega- rompe la noche espesa con estrellas de pinchos y estrellas infladas, con arsénico y antimonio, sodio y calomel, un bombardeo de magnesio y estridente clorato de potasa.

Fulminante (hollín y salitre) esquirlas y metralla; asalta tu banco local o tu fea iglesia con velas romanas y cohetes oro púrpura, in promptu y anónimo (quizás abriendo fuego desde la trasera de una camioneta..)

Construye unas lanzaderas con armazón de celosía e instálalas en la azotea del edificio de seguros o la escuela; una serpiente kundalini o un dragón de Caos verde bario enroscado contra un fondo amarillo sodio oxalato -No Pasarán16- o monstruos copulantes disparando descargas de leche-fuego contra el hogar de los viejos Catequistas.

Esculturas de nubes, esculturas de humo y banderas = Arte del Aire. Piezas de tierra. Fuentes = Arte del Agua. Y fuegos artificiales. No actúes con becas del ministerio ni permisos de la policía para un público amante de la cultura. Evanescentes bombas incendiarias mentales, terroríficos mandalas inflamando la presuntuosa noche suburbana, inverosímiles cabezas de trueno verde plaga emocional reventadas con rayos vajra de azul orgona de feux d'artifice láser.

Cometas que explotan con el olor del haschisch y el carbón radiactivo; fuegos de San Antón y fuegos fatuos embrujando los parques públicos; falsos fuegos de San Telmo danzando sobre la arquitectura de la burguesía; mascletás sacudiendo los cimientos del Parlamento, elementales salamandra atacan a reformistas morales bien conocidos.

Laca centelleante, azúcar de leche, estroncio, brea, agua de goma, chispas de fuego chino -por un momento el aire está afilado de ozono- nube opalada de humo pungente dragón fénix a la deriva. Por un instante el Imperio cae, sus príncipes y gobernadores huyen a su lodo estigio, los penachos de azufre de los duendes lanzallamas les queman el culo escocido mientras se baten en retirada. El Asesino-niño, psique de fuego, reina por una breve noche de sirio-caliente.


Mitos de Caos

Caos nunca visto (po-te-kitea)

Desposeído, Sedentario

Caos de empedernida oscuridad

Intocado e intocable

--Canto maorí

Caos se encarama en una montaña del cielo: un inmenso pájaro como una bolsa amarilla o una bola de fuego roja, con seis pies y cuatro alas; no tiene cara pero baila y canta.

O Caos es un perro negro de largas greñas, ciego y sordo, al que le faltan las cinco vísceras.

Caos el Abismo viene el primero, luego vienen Tierra/Gaia, luego Deseo/Eros. De estos tres descienden dos pares; Erebus y la vieja Noche, Eter y la Luz del día. Ni Ser ni No Ser

ni aire ni tierra ni espacio:

¿qué es lo que estaba encerrado? ¿dónde? ¿bajo la protección de quién?

¿qué era agua, profundo, insondable?

Ni muerte ni inmortalidad ni día ni noche;

sino UNO respirado por sí mismo sin viento.

Nada más. Oscuridad envuelta en oscuridad,

agua inmanifiesta.

UNO, escondido en el vacío,

sintió la generación del calor, sobrevino

como Deseo, primera semilla de la Mente...

¿Es que había arriba o abajo?

Había jarras de semillas, había poderes:

energía por debajo, impulso por arriba.

¿Pero quién lo sabe de seguro?

--Rg Veda

Tiamat el Océano-Caos derrama premiosa Fango y Limo de su vientre, los Horizontes, el Cielo y la Sabiduría acuática. Estos retoños crecen díscolos y presuntuosos; ella considera su destrucción.

Pero Marduk el dios guerrero Babilónico se levanta en rebelión contra el Viejo Hag y sus monstruos-Caos, tótems ctónicos17; Gusano, Ogro Femenino, Gran León, Perro Loco, Hombre Escorpión, Tormenta Aullante --dragones portando su gloria como dioses-- y la propia Tiamat una gran serpiente de mar.

Marduk la acusa de provocar la rebelión de hijos contra padres; ella ama a Bruma y a Nube, principios del desorden. Marduk será el primero en gobernar, en inventar el gobierno. En la batalla asesina a Tiamat y desde su cuerpo organiza el universo material. Inaugura el Imperio Babilónico; después, con las entrañas sangrantes del hijo incestuoso de Tiamat en la picota crea la raza humana para servir por siempre a la comodidad de los dioses; y a sus altos sacerdotes y a sus reyes coronados.

El padre Zeus y los habitantes del Olimpo libran guerra contra la Madre Gaia y los Titanes, esos partisanos de Caos, contra las viejas formas de la caza y la recolección, de la errancia sin rumbo, de la androginia y la libertad de las bestias.

Amón Ra (Ser) se sienta solo en el Océano Caos primordial de NUN creando a todos los demás dioses al correrse; pero Caos también se manifiesta como el dragón Apofis al que Ra debe destruir (junto a su estado de gloria, su sombra y su magia) con objeto de que el Faraón pueda reinar en paz; una victoria recreada diariamente en los ritos de los templos imperiales para confundir a los enemigos del Estado, del Orden cósmico.

Caos es Hun Tun, Emperador del Centro. Un día el Mar del Sur, el Emperador Shu, y el Mar del Norte, el Emperador Hu (shu hu = relámpago) pagaron visita a Hun Tun, que siempre los agasajaba. Deseando devolver sus atenciones dijeron, "todos los seres tienen siete orificios para ver, oír, comer, cagar, etc; ¡pero el pobre viejo Hun Tun no tiene ninguno! ¡Abrámosle unos cuantos!" Y así lo hicieron --un orificio por día-- hasta que el séptimo día, Caos murió.

Pero... Caos es también un enorme huevo de pollo. Dentro de él P'an Ku nace y crece durante 18,000 años; por fin el huevo se abre, se divide en cielo y tierra, yang y yin. Ahora P'an Ku crece hasta convertirse en una columna que sostiene el universo; o bien se convierte en el universo mismo (respiración --> viento, ojos --> sol y luna, sangre y humores --> ríos y mares, pelo y pestañas --> estrellas y planetas, esperma --> perlas, médula --> jade, sus pulgas --> los seres humanos, etc.)

O bien se convierte en el Emperador Amarillo hombre/monstruo. O bien se convierte en Lao Tse, profeta del Tao. De hecho, el pobre viejo Hun Tun es el Tao mismo.

"La música de la naturaleza no tiene existencia fuera de las cosas. Las diversas aberturas, caños, flautas, todos los seres vivos juntos conforman la naturaleza. El "Yo" no puede producir cosas y las cosas no pueden producir el "Yo", que es autoexistente. Las cosas son lo que son espontáneamente, y no a causa de otras. Todo es natural sin saber por qué es así. Las 10,000 cosas tienen 10,000 estados diferentes, todas se hallan en movimiento como si hubiera un Señor Verdadero para moverlas; pero si buscamos pruebas de este Señor no encontraremos ninguna". (Kuo Hsiang)

Cada conciencia realizada es un "emperador" cuya sola forma de gobierno es no hacer nada que perturbe la espontaneidad de la naturaleza, del Tao. El "sabio" no es Caos mismo, sino más bien un hijo fiel de Caos; una de las pulgas de P'an Ku, un trozo de carne del hijo monstruoso de Tiamat. "Cielo y Tierra" dice Chuang Tzu18, "nacieron al mismo tiempo que yo, y las 10,000 cosas son una conmigo".

El Anarquismo Ontológico tiende a disentir sólo con el absoluto quietismo Taoísta. En nuestro mundo Caos ha sido derrocado por dioses más jóvenes, moralistas, falócratas, sacerdotes-banqueros, señores a propósito para sus siervos. Si la rebelión se muestra como un imposible entonces quizá pueda al menos promoverse una forma clandestina de jihad espiritual. Déjala que siga las enseñas de guerra del negro dragón anarquista, Tiamat, Hun Tun.

Caos nunca murió.


Pornografía

EN PERSIA VI que la poesía está hecha para incorporarse a la música y para entonarse o cantarse; por una sola razón: porque funciona.

Una combinación propicia de imagen y melodía sumerge a la audiencia en un hal (algo entre un estado de ánimo estético/emotivo y un trance de hiperconsciencia), arrebatos de llanto, posesiones de baile; una respuesta física mensurable al arte. Para nosotros el eslabón entre la poesía y el cuerpo se perdió con la era bárdica; leemos bajo la influencia de un anestésico gas cartesiano.

En el norte de la India hasta la recitación no musical provoca ruido y movimiento, cada buen pareado se aplaude, "¡Wa! ¡Wa!" con gesticulación elegante, arrojando rupias; mientras nosotros escuchamos poesía como si fuéramos una especie de cerebro de ciencia ficción en un bote; todo lo más una risita forzada o una mueca, vestigio de un rictus simiesco; el resto del cuerpo en algún otro planeta.

En el Este los poetas son a veces encarcelados --una especie de cumplido, ya que sugiere que el autor ha hecho algo al menos tan real como el robo o la violación o la revolución. Aquí a los poetas se les permite publicar absolutamente cualquier cosa --una especie de castigo en efecto, prisión sin paredes, sin ecos, sin existencia palpable; reino de las sombras de la publicación, o del pensamiento abstracto; un mundo sin riesgo ni eros.

Así es que la poesía está muerta una vez más; e incluso si la momia de su cadáver retiene alguna de sus propiedades curativas, la autoresurrección no es una de ellas.

Si los legisladores rehusan considerar los poemas como crímenes, entonces alguien tendrá que cometer crímenes que sirvan la función de la poesía, o textos que posean la resonancia del terrorismo. Reconectar a cualquier precio la poesía al cuerpo. No crímenes contra los cuerpos, sino contra las Ideas (y contra las Ideas en las cosas) que son mortales y sofocantes. No estúpido libertinaje sino crímenes ejemplares, crímenes estéticos, crímenes pasionales. En Inglaterra ciertos libros pornográficos están todavía prohibidos. La pornografía tiene un efecto físico mensurable sobre sus lectores. Al igual que la propaganda es capaz de cambiar vidas al descubrir verdaderos deseos.

Nuestra cultura saca la mayor parte de su porno del odio al cuerpo; pero el arte erótico constituye en sí mismo un extraordinario vehículo para el estímulo del ser/la conciencia/la felicidad --como ocurre con ciertas obras orientales. Una especie de porno tántrico occidental puede ayudar a galvanizar el cadáver, a hacerlo brillar con algo del atractivo del crimen.

Norte América tiene libertad de expresión dado que todas las palabras son consideradas igualmente triviales. Sólo las imágenes cuentan; a los censores les fascinan los retazos de muerte y mutilación pero retroceden horrorizados a la vista de un niño masturbándose; aparentemente experimentan esto como una invasión de su validez existencial, de su identificación con el Imperio y los más sutiles de sus gestos.

No hay duda que ni el porno más poético haría jamás revivir el cuerpo sin rostro para que cantara y bailara (como el pájaro-Caos chino) pero imagínate un guión para una película de tres minutos que transcurre en una mítica isla de niños fugitivos que habitan las ruinas de viejos castillos o construyen cabañas tótem y nidos ensamblados con chatarra; una mezcla de animación, efectos especiales, infografía y vídeo en color; editado con el dinamismo de un anuncio de comida rápida...

...pero misteriosos y desnudos, plumas y huesos, tiendas cosidas con cristal, perros negros, sangre de paloma; flashes de miembros ámbar enredados en las sábanas; caras enmascaradas de estrellas besando suaves pliegues de piel; piratas andróginos, rostros náufragos de colombinas durmiendo sobre flores de muslo blanco; graciosos chistes guarros de meado, lagartos amaestrados bebiendo a lengüetadas leche derramada; break dancing en cueros; bañera victoriana con patos de goma y meteduras de pata rosa; Alicia en ganja...

...punk reggae atonal adaptado a gamelán19, sintetizador, saxofón y percusión; letras de boogie eléctrico cantadas por un etéreo coro de niños; letras ontológico anarquistas, un cruce entre Hafez y Pancho Villa, Li Po y Bakunin, Kabir y Tzara; llámalo "¡CAOS, el video musical!"

No... seguramente tan sólo es un sueño. Demasiado caro de producir, y además ¿quién lo vería? Desde luego no los niños a los que pretendía seducir. La TV pirata es una futil fantasía, el rock sólo es otra mercancía; olvida pues la elegante gesamtkunstwerk20. Siembra un parque de recreo con obscenos folletines incendiarios; pornopropaganda, un chiflado samizdat21 para liberar el deseo de su yugo.


Crimen

LA JUSTICA NO PUEDE OBTENERSE bajo ninguna Ley; la acción de acuerdo a la naturaleza espontánea, la acción que es justa, no puede ser definida por el dogma. Los crímenes por los que se aboga en estos pasquines no pueden ser cometidos contra uno mismo o contra otros sino sólo contra la mordaz cristalización de las ideas en la estructura de venenosos Tronos y Dominaciones.

Es decir, no crímenes contra la naturaleza o la humanidad sino crímenes legalmente acreditados. Tarde o temprano el descubrimiento y la revelación del yo/naturaleza transforman a una persona en un malhechor --como salir a otro mundo y después volver a éste para descubrir que has sido declarado un traidor, un hereje, un proscrito. La Ley espera a que des un traspiés en algún modo del ser, que te conviertas en un alma diferente a la habitual carne muerta aprobada y sellada en púrpura por las autoridades sanitarias; y tan pronto como empiezas a actuar en armonía con la naturaleza la Ley te da el garrote y estrangula; así que no jueges al bendito mártir liberal de clase media; acepta el hecho de que eres un criminal y prepárate para actuar como tal.

Paradoja: abrazar a Caos no significa deslizarse hacia la entropía sino emerger hacia una energía como estrellas, hacia un patrón de gracia instantánea; hacia un orden orgánico espontáneo completamente diferente a las pirámides de carroña de sultanes, muftíes, cadíes y verdugos sonrientes.

Después de Caos viene Eros --el principio de orden implícito en la nada del Uno incualificado. El amor es estructura, sistema, es el único código no narcotizado ni manchado por la esclavitud. Hemos de convertirnos en ladrones y timadores para proteger su belleza espiritual en una faceta de clandestinidad, en un jardín oculto de espionaje.

No sobrevivas meramente a la espera de que la revolución de otros te decida a tomar partido, no te alistes a los ejércitos de la anorexia o la bulimia; actúa como si ya fueras libre, calcula los riesgos, sal fuera, recuerda la Ley de Duelo --Fuma Grifa/Come Pollo/Bebe Té. Cada hombre su propia viña e higuera (Circle Seven Koran, Noble Drew Alí22); lleva tu pasaporte moro con orgullo, guarda tus espaldas, que no te cojan en el fuego cruzado; pero asume el riesgo, baila antes de calcificarte.

El modelo social natural del anarquismo ontológico es la pandilla de niños o la banda de atracadores. El dinero es un camelo -esta aventura ha de ser posible sin él- el botín y el pillaje habría que gastarlos antes de que vuelvan al polvo. Hoy es el Día de la Resurrección --el dinero empleado en belleza será transmutado alquímicamente en elixir. Como mi tío Melvin solía decir, el melón robado sabe más dulce. El mundo ya ha sido rehecho de acuerdo a los deseos del corazón; pero la civilización es la dueña de todos los contratos y de la mayoría de las pistolas. Nuestros ángeles feraces exigen la trasgresión, porque sólo se manifiestan en suelo prohibido. Bandolero. El yoga del sigilo, el golpe relámpago, el disfrute del tesoro.


Brujería

EL UNIVERSO QUIERE JUGAR. Aquellos que por reseca avaricia espiritual lo rehusan y eligen la pura contemplación desperdician su humanidad; aquellos que por tonta angustia lo rehusan, aquellos que dudan, pierden su oportunidad y su divinidad; aquellos que se moldean ciegas máscaras de Ideas y siembran cizaña buscando alguna prueba de su propia solidez acaban viendo a través de los ojos de un muerto.

Brujería: el cultivo sistemático de la conciencia dilatada o de la percepción no ordinaria y su despliegue en el mundo de los hechos y los objetos para convocar los resultados deseados.

El ensanchamiento de aperturas en la percepción destierra gradualmente los falsos yos, nuestros cacofónicos fantasmas; la "magia negra" de la envidia y la venganza se dispara por la culata porque el deseo no sabe ser forzado. Allí donde nuestro conocimiento de la belleza armoniza con el ludus naturae, empieza la magia.

No, ni doblar cucharas, ni horoscopia, ni Amanecer Dorado23, ni chamanismo de pega, ni proyección astral, ni Misa Satánica; si se trata de chismografía hay que ir al meollo, a la banca, a la política, a las ciencias sociales; y no a esa enclenque basura blavatskiana24.

La brujería funciona creando a su alrededor espacios físico/psíquicos o aperturas a un espacio de expresión sin límites --la metaformosis del lugar cotidiano hacia una esfera angélica. Esto implica la manipulación de los símbolos (que también son cosas) y de la gente (que también es simbólica); los arquetipos facilitan un vocabulario en este proceso y por tanto se tratan como si fueran a un tiempo reales e irreales, como palabras. Yoga imaginario.

El brujo es un Simple Realista: el mundo es real --así la conciencia tiene que ser pues real dados sus tan tangibles efectos. Para el zoquete hasta el vino resulta insípido pero el mago puede intoxicarse con sólo mirar el agua. La calidad de la percepción define el mundo de la intoxicación; pero sostenerla y expandirla para incluir a otros exige una actividad de un cierto tipo -brujería-. La brujería no rompe ley de la naturaleza alguna porque no hay tal Ley Natural, sólo la espontaneidad de la natura naturans, el tao. La brujería viola leyes que buscan encadenar este flujo; sacerdotes, reyes, jerofantes, místicos, científicos y tenderos todos califican al brujo de enemigo por amenazar el poder de su charada, la fuerza tensora de su trama ilusoria.

Un poema puede actuar como un conjuro y viceversa; pero la brujería rehusa ser metáfora de la mera literatura; insiste en que los símbolos deben provocar tanto sucesos como epifanías privadas. No es una crítica sino una reconstrucción. Rechaza toda escatología y toda metafísica de la mudanza, toda nebulosa nostalgia y todo futurismo estridente, en favor de un paroxismo o posesión de la presencia.

Incienso y cristal, daga y espada, varita, túnica, ron, habanos, velas, hierbas como sueños secos -el muchacho virgen contemplando la vasija de tinta- vino y ganja, carne, yantras y pases-- rituales de placer, el jardín de houris y sakis-- el brujo trepa por estas serpientes y escaleras a un momento que está enteramente saturado de su propio color, donde las montañas son montañas y los árboles son árboles, donde el cuerpo se convierte todo en tiempo, el amado todo en espacio.

Las tácticas del anarquismo ontológico están enrraizadas en este arte secreto; los objetivos del anarquismo ontológico aparecen en su floración. Caos conjura a sus enemigos y recompensa a sus devotos... este extraño panfleto amarilleante, este seudónimo polvoriento lo revela todo... escribe pidiendo un microsegundo de eternidad.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

El desencanto del mundo (Anton FDR)


"El encendido rubor de la risueña heredera (del ascetismo religioso), la Ilustración; parece marchitarse de forma irreparable.
Max Weber


La jaula de hierro

Decía Max Weber que la victoria de la ciencia sobre la religión era la victoria de la razón sobre el mito, pero que, a la vez, la consecución del total "desencanto del mundo". Somos víctimas de la razón instrumental; esto es, la razón enfocada hacia el utilitarismo, que nos convierte, dicho de una forma gráfica, en instrumentos de nuestros instrumentos. Nos hemos vuelto Científic@s: Todo lo que para nosotros debe ser verdad debe ser demostrable para que lo sea. El mundo de los valores y las ideas ha quedado vaciado. El mundo desencantado que dice haber dado muerte (sic) al mito lo único que ha hecho es crear vacío... E intentar rellenarlo con mercancías superfluas y comodidades técnicas.

Esta forma de irrazón que guía nuestras sociedades, es a su vez, como bien entendió el sociólogo alemán, inseparable de su aplicación. Esta enfocada a diseñar cosas, y que esas cosas sean materializadas sin importar cuestiones éticas en su producción. De esta forma razón y tecnología están unidas. Esto es la Ciencia, esto es lo que su padre teórico, el mileniarista Francis Bacon, entendía por ella.

La razón instrumental, la tecnología y la ciencia nos han llevado a esta situación; a lo que Weber denominó como la Jaula de Hierro: somos prisioneros de la razón instrumental y lo que ella crea. Y como todo lo que hace debe ser empíricamente contrastado es incapaz de crear ideas ni volver a dar encanto al mundo que, matando los mitos, ha dejado desnudo. Nos encontramos apiñados en la Jaula del Desencanto y, además, como también se percató Weber, aplastados bajo el manto férreo de lo muerto que reina sobre la vida: el capital. ¿Es esto el fin de las ideologías?

¿El fin de las ideologías?

La racionalidad instrumental, ciertamente es incapaz de crear ideas o valores. La razón es, en teoría, contraria al mito y a la religión. Pero esto es sólo cierto en teoría. Como señala Umberto Eco, nuestra relación con los útiles tecnologícos es, a menudo, una "relación mágica". Para nosotr@s la televisión materializa imágenes en las pantallas de una forma milagrosa, es apretar un botón y crearse milagros por generación espontánea. Según Eco "La tecnología hace de todo para que se pierda de vista la cadena de las causas y los efectos." La realidad es que la razón instrumental nos ha sumido en un mundo aún más mágico y falso, pero sin el encanto de la Diosa Gaia, o del Gran Espíritu que reposa en todo y que es todo, espíritu de los vivos, los muertos y los no-natos, en las cosmovisiones de los indios de las planicies norteamericanas. La razón instrumental teje un universo flaso, crea los aparatos que den cuerda y engrasen su reloj, nos vuelve apéndices de las máquinas y nos escupe a un mundo donde se desvanecen los significados de la vida. Una situación que definiría Jerry Mander domo estar "en ausencia de lo sagrado" y al mismo tiempo Hechizad@s, fanatizad@s por el "encanto de la máquina"; como un ciervo de noche en mitad de la carretera, inmóvil, hechizado por la luz de los faros que corren hacia él para ponerle fin. Así estamos nosotros: los muertes de Hisroshima, Nagashaki, Dresden, Faluya o Chernovil darían buena fe de esto. La crisis ecológica, y las 44.000 esoecues extubtas al año, también.

Pero la causa contra la razón instrumental no queda aquí. La razón instrumental, digamos, es esa forma de pensar que guía al mosntruo de dos inseparables cabezas: la Ciencia y la Tecnología. Hemos visto que ella no ebjetiviza el mundo, sino que le dota de otras ideologías, otras falsas consciencieas, otras fantasmagóricas irracionales. Pero además, tenemos que tener en cuenta que la tecnología no es algo neutral: crea una nueva estructura social, nuecas relaciones humana, nuevas formas de percepción cognitiva, distintas posibilidades de relacionarse con la naturaleza: crea nuevas formas de vida y nuevas cosmovisiones de la propia vida. Estas nuevas formas , otra vez, no son elegida racionalmente. De hecho, ni siquiera son elegidos, ni debatidos. Se guían, otra vez, por le mito, porla religión de la tecnología. Desde la derrota de los últimos destructores de las máquinas (l@s ludditas y las revueltas del Capitán Swing), el socialista Marx y el capitalista Andrew Ure, apóstoles del nuevo credo, han triunfado en hacer desear un nuevo paraíso en la tierra: la Tecnoutopía, a la cal se llega mediante la implementación tecnológica, que sería lo definitorio del "progreso". Se trata del alucinado sueño religioso que compartían Erigena, Joaquín de Fiore, Roger Bacon, Fracis Bacon y las primeras escuelas científicas del s XVIII que inspiró Roger Boyle, el ferviente milenarista Isaac Newton, Augusto Compte, y tantos otros, que con brillantez documentada David Noble, en su libro "La religión de la tecnología", o lo que es lo mismo: "La promesa milenarista de devolver a la humanidad su perfección original de semejanza divina" a través de la Ciencia-Tecnología. Un sueño, de restauración adánica al paraíso, siguiendo a Noble, que se expresa en el siglo XX en el "Reich de los 1000 años" nazi, de igual forma que la eugenesia tan de moda de años 30, y en la actualidad de la biotecnología, nano tecnología y la robótica. Noble acierta al decir que la "fascinación actual por la tecnología(...) está enraizada en mitos religiosos y en un imaginario antiguo" y al ir más allá al señalar que "la tecnología y la fe modernas no son ni complementarias ni contrarias, ni tampoco representan estadios sucesivos del desarrollo humano; se encuentran y siempre se han encontrado fusionadas, siendo al mismo tiempo la empresa tecnológica un empeño esencialmente religioso." Si tuviésemos que dar la razón a Weber y decir que la razón es lo que irremediablemente acabará con el mito, el poder basado en el carisma, y con la religión deberíamos asegurar también entonces, que la razón es, precisamente, todo lo contrario a la ciencia y a la razón instrumental.

Llegados aquí cabría preguntarse por la naturaleza de la ciencia y la razón instrumental. Y es aquí donde le pedimos cuenta y exigimos que pague daños y perjuicios. Rotundamente: la ciencia es una ideología y un robo. Nada más y nada menos. Ilustraré mi explocación con un ejemplo. Jerry Mander en su obra "En ausencia de lo sagrado" nos narra un ilustrador suceso en la isla Ellesmere en el Canadá Antártico, expuesto por el antropólogo Milton Freeman en la asamblea de 1984 de ka Asociación Científica de la Región Occidental, en torno a la problemática de la caza del caribú y su depredación en esta isla por parte de los Inuits. El estado contrató a un grupo de biólogos para que hiciesen un plan de caza con el fin de evitar la posible depredación de la población de caribús en la isla. L@s biólog@s dijeron a los inuits que sólo debían cazar animales machos y grandes para asegurar la reproducción. Los inuits se opusieron frontalmente, iba en contra de sus tradiciones de caza, dijeron que así acabarían con los caribús. Pero, como señaló Freema "la fe explícita en la precisión del método científico es una parte esencial de la formulación profesional de los biólogos" (y del resto de científic@s). El resultado fue un fracaso estrepitoso. Mander pregunta con enfado "¿cómo explicarán los científicos que los indígenas hayan sobrevivido miles de años? ¿por instinto?" L@s inuits habían descubiertos que los caribús más viejos y grandes eran imprescindibles en un ambiente tan hostil para un herbívoro. L@s inuits habías, durante siglos, regulado su caza para asegurarse que no extinguirían la población de caribús. ¿Cómo lo habías conseguido? Mediante la experimentación durante generaciones, la observación, la deducción de ciertas hipótesis, llegando a sacar así una regla general sobre el comportamiento del caribú y las prácticas de caza que mejor se ajustaban mediante, todo ello, el uso del raciocinio.
Experimentación, observación y deducción de leyes generales usando la razón, ¿no es esto lo que define la ciencia? pues no. Los inuits, como l@s seminoles, l@s Ikung y tant@s otr@s no conocen la ciencia. la ciencia es una usurpadora, ha empaquetado con un nuevo encoltorio y justificado filosóficamente estos principios y los ha hecho suyos, los ha hecho algo sólo suyo. Los ha patentato... ¡La ciencia ha plagiado y mediante la patente ha robado parte de la sabiduría primitiva! Y digo parte, porque l@s IKung o l@s inuits entendían por sabiduría mucho más que eso. Lo que diferencia a la ciencia es precisamente la ideología que la creó: la apología de la razón instrumental, del pensamiento positivo como única forma de conocimiento, su idolatría por el desarrollo tecnológico, etc. La ciencia no es una forma de alcanzar conocimientos: es una ideología, y muy reaccionaria.

La clasificación de Lyotard del saber nos puede ser aquí de ayuda. Debemos distinguir claramente entre ciencia, conocimiento y saber. El conocimiento serán así los enunciados, la Ciencia el subconjunto de conocimientos, el saber la categoría por encima del conocimiento. El saber no puede reducirse a la ciencia, ni siquiera al conocimiento, engloba a ambos al igual que dentro de ella, y no en las otras, se encuentras partes como, por ejemplo, el saber-ser, el saber-oler, etc. Que no se aprehenden mediante método alguno ni son conocimientos adquiridos: se mueven en otra esfera, íntimamente subjetiva, muchas veces instintiva. El saber es el constitutivo de las verdades con minúscula, y debe ser entendidas social e históricamente. Es por tanto que el cientifismo y razón instrumental son reduccionismos atroces en tanto que pretensiones de único conocimiento verdadero. A pesar de lo que pretendía Francis Bacon, la unilateralidad del cientifismo es un ídolo más, una falsificación del conocimiento: una ideología más, entendiendo "ideología" en el sentido que le atribuía Max Weber de "falsa conciencia".

Siguiendo al sociólogo de la epistemología anarquista, Paul Feyerabend, la ciencia es, como decíamos, una ideología; una ideología dogmática, en cuanto que impone una sola forma de ver el mundo, y para no ser contestada se enviste -como el César con su capa- con un manto positivo irrefutable: el mito de la objetividad. Si forma de expresión, la razón instrumental, nos dice Theodhore Roszak, es la política de la tecnocracia, que es la más subliminal de las ideologías, pues nos habla a través de estadísticas, datos, "objetividad"... Es ciencia. Esto es evidente cuando los tecnócratas hablan de eco-nomía como si la actividad vital pudiese ser reducida a fórmulas matemáticas dentro de tablas prediseñadas, excluyendo todo lo individual y pasional como "externealidades" al marco teórico. Pero abarca todos los ámbitos, no sólo los laboratorios: el periodismo es objetivo porque narra (informa), no hace juicios de valor; las políticas también porque hablan de datos, estadísticas y no de ideales, etc. Aún así, todo el mundo sabe, o al menos sospecha, que detrás de la técnica periodística y de la técnica política se esconde y define un mensaje, una carga emotiva, subjetiva: que no hay sino una ideología.

Hace no mucho tuve la posibilidad de leer una utopía (una distopía, realmente) titulada Nosotros, de Yevgueni Zamiatin. En ella se narra un mundo futuro opresivo donde la alienación es llevada al absurdo. En él, la matemática, la tecnología y la razón instrumental ya no son por más tiempo religión implícita sino expresa, y su adoración lleva a la locura total de una sociedad panópticamente translúcida donde todo -hasta el sexo- es regulado metódicamente siguiendo los criterios de las escrituras sagradas: las matemáticas, y a través de ella: la contabilidad y la planificación incluso de las más íntimas de las acciones sociales. El personaje, un hereje que no encuentra sitio ni dentro ni fuera, es atormentado por los remordimientos de conciencia que le hacen pensar en una pregunta impía, imputa, que le dice que algo no es tal y como todos creen, que hay un fallo en el dogma: El hereje se pregunta, en un mundo donde todo debe ser tan matemáticamente racional, ¿cómo puede ser la raíz de -1 un número...irracional? En un mundo tan cínicamente racionalista como el de Zamiatin, o como el nuestro actual, lo irracional es negado dentro del discurso ideológico. Todo aquello que sea irracional -aún cuando sea igual de real y válido que lo racional para el conocimiento y la vida- debe ser denostado o negado. Lo irracional es vejado y la razón, siempre sibjetiva, se nos vende falazmente como vehículo a la siempre pretendida, pero jamás alcanzable Verdad (con mayúscula). La "Verdad" se muestra como una categoría completamente fuera de lugar: en el mundo de lo moral, lo social, lo sensual no vale. No tiene nada que hacer en esos reinos. La vida no entiende de objetividad e incuestionables verdades. La ciencia, no obstante, se ha pretendido emisaria de esta verdad: única vía de dialogar con el conocimiento. Y esto es una miseria intelectual. El tecnócrata Francis Fukuyama pude llenarse la boca hablando del "fin de las ideologías", pero tan estúpido es pensar que éstas algún día puedan acabar como el pensar que la tecno-ciencia y su razón instrumental no forma ya, en sí mismas, los pilares de una ideología. De una ideología realmente nefasta: la ideología de la Modernidad.


La modernidad como catástrofe

La tecnología nos debiera hacer "ricxs" (materialmente) pero el nivel de paro y de pobreza en términos absolutos jamás ha sido tan alto ni doloroso a lo largo de la Historia. Las desigualdades sociales avanzan a la par. El individuo, a pesar de la revolución del sujeto y de la soberanía ciudadana fruto de la Ilustración, jamás ha tenido tan poca relevancia a la hora de definir su comunidad, porque la sociedad ahora es una masa amorfa y desfragmentada por la hiper-división del trabajo; porque las estructuras del poder (empresarios, estados, etc.) jamás han sido tan enormes y el individuo tan empequeñecido y vuelto impotente frente a ellas; porque si antes el tirano debiese tener miedo a perder su cabeza ante sus excesos, pues esta no se alzaba a muchos palmos del suelo , ahora los tiranos simplemente no tienen cabeza, son mecanismos financieros, y los políticos, más que nunca, títeres fácilmente reemplazables por otros actores en el guiñol. La destrucción de la naturaleza nos obliga a hablar de nuestra época como una Era Holocáustica en cuanto al ratio de exterminación de especies por año, deforestación, polución, cambio climático, etc. La filosofía del crecimiento por y para el crecimiento, del desarrollismo, del sometimiento de esta mediante las máquinas, su destrucción, es una realidad que ya no nos atrevemos a enfrentar sin cinismo: una visión realista del problema nos obligaría a renegar de gran parte de nuestro consumismo -que es lo que nos da razones para vivir y mal vivir mediante el trabajo alienado- y porque nos obligaría a plantear las soluciones políticas realistas únicamente en claves de la revolución y eso nos asusta como pequeños burgueses que nos ha vuelto a todxs -explotadxs y explotadorxs, gobernadxs y gobernadorxs- este kamikaze proyecto burgués que es la Modernidad, capitalista e industrial.

la ideología del "Progreso" es pues una gran mentira. Quienes se definen como "progresistas" debieran sentir vergüenza. El Progreso se muestra como una máquina dentada, engrasada por el Prozac, de ininterrumpida guerra, masacre, genocidio, enfermedades y epidemias nuevas y cada vez más letales, destrucción de la naturaleza y vaciado de la espiritualidad de la vida en una enorme crisis material-psicológica.

La razón instrumental, legitimada por el mito del "progreso", es realmente la instrumentalización de la vida. Marx en el siglo XIX denunciaba la extrema alienación del sistema fabril que convertía a los individuos en "meros apéndices de la máquina". Erich Fromm, un siglo después, ampliaba esta conversión del individuo en engranaje mecánico, al conjunto de la maquinaria social, en el consumo y la producción, incluso en las relaciones personales, donde todos somos mercancías en compra y venta, que nos compramos y nos vendemos, luchando por adquirir los "gadgets" que más valor nos den (un buen coche, la ropa de temporada, etc.) y vendiendo, ya no sólo nuestra fuerza de trabajo en el mercado, sino también nuestra personalidad en el creciente sector terciario, el de los servicios. Nos vendemos como una "bonita caja de personalidad": en nuestro contrato implícita está la venta de nuestro cuerpo tanto como de nuestra personalidad expresada en sonrisas, opiniones , halagos, disposiciones...atención al cliente. Todxs somos putxs. Por mucho que digan los sindicatos, no ay dignidad en el trabajo. Nos vendemos como mercancías, da igual si por más o por menos, ni durante cuanto... El trabajo es indigno.

La razón instrumental no ha servido al propósito del cual se consideraba emisaria: el Progreso, si por "progreso" entendemos tanto "bienestar" como "estar bien". Las sociedades humanas son hoy, en palabras de Wallerstein, un sistema-mundo. La civilización capitalista es un todo integrado, un único sistema al que cada vez menos zonas geográficas y aspectos de la vida se le escapan. Es claro que el "progreso" no es discernible en los 2000 millones de personas desnutridas o los 800 millones que sufren hambre. Pero es que ni siquiera es discernible la bondad de este sistema ni en los países económicamente beneficiados de la explotación a escala internacional. El hecho de que el suicidio sea declarado "amenaza nacional" en los EE UU nos debiera hacer sospechar algo, así como la epidemia de estrés y ansiedad (sólo en 6 años, 1992-98, se triplicó en este país), la fatiga crónica, trastornos del sueño, obsesiones y compulsiones, depresión crónica (1 de cada 10 personas en este país), esquizofrenias (1 de cada 100 en este país) y paranoias. Síndromes de Estocolmo expresado en forma masiva de legitimación de la tiranía político económica, asesinos en serie ya desde los doce años de edad, etc., etc. Todo esto debiera hacer poner en tela de juicio el cientifismo y su promesa: la Tecnoutopía, pues ¿no será esa tecnoutopía, más que paraíso alguno, lo que profetizaba Freud para el cenit de la civilización (cenit de la represión), esto es, la neurosis generalizada?

El espejo de la alienación vital

El cientifismo, esto es, el no entender más que de técnica como criterio de verdad, es lo que ilumina la izquierda y derecha de la política: l@s idólatras del "Progreso". Izquierda y derecha son, como decía Braudillard en 1973, imágenes espejo del sistema de valores y producción del capital. El postmodernismo, no obstante, Braudillard incluido, es la grotesca imagen que proyecta el espejo cóncavo de la realidad social. Esta filosofía "crítica" en boga es clarividente reflejo de la vacuidad en que nos encontramos. El postmodernismo, cual reflejo de la sociedad, no cree en alternativas y se inventa y define lo que supuestamente ven hoy como el "fin de las ideologías" (la técnica suplanta a las grandes ideas), el "fin de la historia" (pues la velocidad y cantidad de informaciones y situaciones hacen imposible su captación), incluso el fin del sujeto histórico. El postmodernismo es incapaz no ya de dar alternativas a la crisis actual, más aún; no puede posicionare o no sabe, y recurre a un neurótico relativismo conceptual de todo en la abogacía de una supuesta sociedad postmoral, que nada tiene de superación del Bien y el Mal en los redentores términos que se podía expresar Nietzsche en cuanto vitalismo que reclama el poder ser uno mismo instintiva, pasional e irracionalmente destruyendo los valores de la moral envilecedora y degradante, sino en una confusión de pragmatismo con la moral, criticando la razón instrumental para acaba catendo más que nadie en la aprobación de la misma. No es de extrañar que el Kitsch (literalmente, mal gusto) sea defendido junto al pop art por algunos autores de esta corriente. Frederic Jameson nos presenta Las Vegas como modelo de ciudad y de significación espacial y social paradigmático de lo postmoderno (entendido como expresión cultural del tardocapitalismo). No vale el símil: ¿qué cara mejor que Las Vegas puede expresar al mismo tiempo el horror de la vacuidad y la falta de sentido de la vida, de angustia camuflada y dolor, envuelto en el deslumbrante neón, casinos, drogas y prostitutas de una ciudad artificial y desquiciada que, acertadamente nos proponen como representante de lo que entendemos por libertad, la diversión y arquitectura postmoderna?
El problema de la Civilización de Las Vehas, Frederic Jameson lo entreve lúcidamente tras la careta de neón: "en ninguna civilización anterior las grandes cuestiones metafísicas, las cuestiones fundamentales del ser y del sentido de la vida nunca habían parecido tan remotas y fuera de lugar". No puede estar más en lo cierto. Hoy lo que impera es el zapping. No tenemos grandes metas en la vida, no son tiempo de rapsodias y gestas épicas. Vagamos de una pequeña meta a otra -pequeñas en cuanto a mediocres, pequeñas en cuanto a insatisfactorias, pequeñas secreciones de sucedáneos de vida- cambiando fugazmente de dirección en una infructífera búsqueda de lo que siempre hemos querido, pero jamás encontramos. Alcanzamos un pequeño fin y al momento nos desencantamos. Ahorramos para comprar un producto y a la semana lo aborrecemos. Trabajamos para pagarnos unas vacaciones y de ellas volvemos aún más cansad@s y descontent@s... Las grandes metas vitales se posponen por siempre en una. Ni eterno retorno, ni eterno presente, ni Carpe Diem: nuestra vida es hoy una eterna renuncia; una continua retardación, relegación sin fin. Porque somos presas de lo que Fromm llamó el Miedo a la Libertad: porque cuanto no estamos siguiendo el raíl de la normalidad en cuanto a conducta u ocupaciones, cuando somos libres, la libertad nos abruma y nos asusta... Preferimos estar trabajando o consumiendo, lo que sea para ocupar el tiempo: no dejar que sea libre. Las grandes metas vitales -ya sean personales o sociales- se nos muestran demasiado difíciles de conseguir, envueltos en la vorágine de hechos y obligaciones de la vida moderna. La tecnologías y la ciencia han creado este mundo cada vez más vació. Nos han vuelto siervos del método y los mecanismo que debieran servirnos. Jamás nos podrán dar lo que más allá de la mera subsistencia es el estar vivo: felicidad, libertad, realización, amor.

El desencanto del mundo, su pérdida de misterio, ilusión, magia y romanticismo, la pérdida de "el sentido de la vida", la sensación de vacío en un cosmos vuelto números, en una vida escrita como decía Galileo por el lenguaje matemático, nos hace sentir -en medio de esta sociedad de engranajes, de consumo y producción- un gran vacío.
Algunos nos percatamos de ello. Todos, sin lugar a dudas, en muchos momentos de nuestra vida, y aunque no seamos capaces de darnos cuenta de él a un nivel racional, todos sí que lo sentimos aunque sea a un nivel visceral. Pero seguimos actuando como debiéramos actuar: como hemos creído que es ser una persona normal, haciendo cosas normales y, sobre todo, manteniéndonos ocupados; ocupados en lo que debe ser ser normal, supuestamente pragmático: producir para consumir y/o escapar de tener que enfrentarnos con el mayor de nuestros enemigos: nosotros mismos. El trabajo, las compras, la búsqueda constante sin llegar a nada, el encuentro de experiencias de relaciones personales... La amistad, el amor y el sexo se han vuelto productos, se han vuelto excusas para no enfrentar una realidad que por ningún lado se sustenta. Comprarnos animales muertos para comer -que ni siquiera nos atrevemos a matar nosotros mismos como cobardes que somos- de la misma forma que compramos sexo y practicamos la "compra de amistades".


Crisis de la civilización capitalista

El capitalismo es un gigante nebuloso. Aquiles es todo talón. Cimientos líquidos y pies de barro. Ni se sustenta social ni personalmente. La bestia es un gran espejismo. Su estabilidad -expresada como muerte o inexistencia de las alternativas- es simplemente una mentira. Pagamos hoy en nuestras carnes el precio de su fracaso y decadencia. ¿Cuánto tiempo más durará? No lo sabemos, pero puede ser que mucho menos de lo que pensamos. El petróleo se acabará en la década de los 30 ¿Llegarán alternativas a tiempo? Los expertos coinciden en que sufriremos un gran golpe, lo que no se sabe es cómo de grande. Mientras tanto, corren ríos de sangre en las zonas periféricas donde, para desgracia de ellos, aún queda algo de oro negro y en respuesta estallan bombas en las masificadas ciudades del imperio occidental. Los cuatro Jinetes de la Muerte: el Hambre, el Poder, la Guerra y la Enfermedad están desatados en un mundo categorizado por ser lo que Ulrich Beck denominó la "sociedad del riesgo": el Progreso, curiosamente, trae consigo las armas que nos pueden destruir. Ya no es que nos hallamos vuelto instrumentos de nuestros instrumentos y completamente dependientes de ellos, sino que los instrumentos que nos han instrumentalizado son además los verdugos encargados de nuestra aniquilación.

Podríamos seguir haciendo una descripción de las calamidades e intentar predecir cuáles llegarán: el Siglo de la Eugenesia (el racismo eugenésico descrito por Jeremy Rifkin como consecuencia de la cultura biotecnológica), los peligros de la biotecnología para la estabilidad, la biodiversidad, en cuanto a las plagas y mutaciones transgénicas, las armas genéticas...
La nanotecnología corriendo en breve por nuestras arterias, la mencionada crisis energética, el problema de la concentración de poder en manos de tecnócratas, megalómanos, fuera de todo control popular, la cada vez mayor artificialización de la vida, el aumento del descontento y la miseria material, el problema poblacional de concentración en megaciudades de más de 30 millones de habitantes y de población humana, que según la ONU, será de 8 mil millones en el 2020, el necesario incremento bestial de la energía nuclear a medida que se vaya encareciendo de forma alarmante (desde el 2006, posiblemente) el petróleo, la industrialización de China y el Tercer Mundo que significaría el fin de la biosfera sumamente habitable... Las cosas, ciertamente no van bien. Se nos tachará de apocalípticos y de cada cierto tiempo se escuchan cosas parecidas. Es cierto, muchas voces alarmistas se han ido escuchando, muchas veces equivocadamente, pero alarmante ha sido las tantas veces que han acertado o se han quedado cortas y nos han llevado a una situación como la actual, donde, pase lo que pase, en estos problemas fundamentales, ridiculizando las ideas de la liberación mediante la tecnología y el mito del Progreso, cada vez se hacen más graves.

Que cada uno piense lo que quiera sobre cómo se va a desarrollar esta crisis. Lo que debemos tener claro es que el destino no está fijado de antemano, y no debiéramos hacernos cejar por el tamaño del gigante Capitalismo, puede que sea un gigante con unos pies de barro más frágiles de lo que jamás hayamos pensado. Toymbee describía en la Historia un total de 26 civilizaciones, prácticamente todas ellas desaparecieron, conquistadas, exterminadas o colapsadas por sus propias miserias. ¿Qué nos debe hacer creer que esta civilización capitalista global va a ser diferente? Richard Leackey nos habla de las grandes 5 extinciones de la historia del Planeta, la historia es abrupta, discontínua y azarosa, no contínua como pensaban los darwinistas. Una sexta gran extinción no es algo que debamos dejar de lado como hipótesis de esta encrucijada a la cual nos ha llevado la modernidad. Leacky nos dice que el ser humano se ha librado por casualidad azarosa más que por otra cosa de una de ellas, ¿será este el caso? Esperemos que no.

Sea como sea, repetimos: no somos apocalípticos. Tan solo pensamos que la situación de crisis actual nos muestra de forma clarividente dos cosas que debemos de tener muy presentes:
1) El teatro mediático-democrático del que se sirve el capitalismo es una quimera insostenible: los valores productivistas, tecnologizantes, la ideología del "progreso" malentendido como mercancías y desarrollo e los medios de producción, debe ser destruido. El eslogan ya no puede ser "sed realistas, pedid lo imposible", eso sería lo mismo que decir "sed realistas, pedid continuismo". La única forma de ser realista es la que aparentemente está más apartada del realismo entendido como realpolitic: lo realista es precisamente construir tejidos ideológicos y sociales para suplantar lo que hay.
2) La segunda conclusión es la que es constatable y no un futurible: que la razón instrumental es auto destrucción, que el "Progreso" e mentira, que las máquinas no nos hacen libres, que la democracia es un camelo... que en este mundo sólo se puede ser radical o "radical": que uno es radical cuando defiende subsanar la problemática no poniendo parches sino yendo a las raíces (ese es, etimológicamente, el significado del vocablo) o se puede ser "radical (un exacerbado, un fundamentalista y dogmático) cuando se acepta el "Pensamiento Único", el de la normalidad, de derechas o de izquierdas, que cínicamente apoya esta sangría genocida y biocida, que con un títere u otro perpetúan con acciones radicales, inmorales, reprochables y políticamente mezquinas como puede ser ya en sí mismo el hecho de votar a un partido u otro, es decir, legitimar esta barbarie con tu papeleta, por poner un ejemplo.

Es por esto, por que es mejor y porque es necesario, por lo que reivindicamos es la más grandes de las revoluciones que la historia haya conocido: reivindicamos la revolución de la sublevación de la pasión y los instintos y la unidad entre la ilusión (en cuanto ilusionante, apasionante, encantado) y la razón (en cuando que reflexivo, no dogmático, ni mágico ni religioso). Wallerstein concluye que los revolucionarios de la revolución global del 1968 veían "una ecuación entre el reformismo, los valores de la Ilustración y la fe en las estructuras estatales como instrumentos políticos de cambio" y que lo que hicieron fue, precisamente, oponerse a las tres. Wallerstein cree que esta negación es una constante, de igual modo, en las revueltas que tiraron abajo el bloque soviético. Wallerstein le da 50 años más de vida al sistema-mundo de la civilización capitalista. Para él estas dos revoluciones son ejemplos de lo que llama "bifurcación". Las bifurcaciones del sistema acaban desencadenando nuevas bifurcaciones, fruto de las contradicciones dentro de él que, al final, terminan haciendo visibles nuevas alternativas y acaban derrocando el viejo orden. Theodore Kaczynski sostiene que existe una contradicción en el sistema insalvable entre la nueva ética de hedonismo y búsqueda de la libertad individual y el ascetismo y mecanización que supone el industrialismo capitalista. EL resultado de esta enorme crisis que afrontamos es impredecible y no está sujeto a ningún sino. No hay más destino que el que nosotros mismos hacemos. Sin no estamos a la altura de enfrentarnos a la más salvaje libertad y a la sensitividad que pueden llegar a tener nuestras vidas, si cedemos a la autoimpotencia y al sentimiento de inferioridad, seremos derrotados. EN este contexto histórico y social estamos en lucha. Contra el conformismo nuestra lucha por la Revolución del Deseo. Por así decirlo: queremos bailar y podéis jurar que antes o después bailaremos sobre las ruinas de los relojes y despertadores, jugando camuflados entre el musgo de las fábricas desmoronadas. en la belleza danzante del pacífico Caos, libres de la tiranía mecánica, matemática, jerárquica, numérica del Orden, mientras arde en el aire el dinero, follando, riendo, sintiendo, pensando, compartiendo, sufriendo, jugando sin intermediarios ni espejos esperpénticos que nos reflejen una realidad prefabricada y distorsionada: esto es sin más pero sin conformarse con menos: VIVIENDO.