domingo, 15 de marzo de 2009



Tempestad interna, hace tiempo dejó de ser soportable.
El viento sopla desde los cuatro puntos cardinales, tu interior escandalizado, y no hay dios que lo componga.
Las noches con ojos encendidos, los días perdidos en tus líos. El bullicio mental es ensordecedor, el revuelto de ideas, inteligible. Y ya no puedes más...

En medio de la guerra que es tu cabeza, decides coger el arma y tu piel ya se eriza. Cargas la punta con tinta, las ideas gritan apabulladas. Clavas el filo de tu lanza destruyendo la pulcritud de la hoja de papel...y se desata la bestia. Tu muñeca describe giros, rectas, spines, bucles inimaginables. Garabatos caóticos escupen caos de la pluma. Rasgan el aire, el silencio, el folio aséptico y a ti mismo.
Al principio no sabes cómo, eres inexperto, novato en esto de vaciar y crearte. Aprendiz de marinero en el mar de las palabras, no encuentras ninguna frase que te convenza. Mas ¡No te rindas! Si sueltas la pluma en este momento, tu mente explota, no hay vuelta atrás.
Al comienzo cuesta, y es duro ver que lo que garabateas es, simplemente, una mierda; pero con constancia, práctica y un poquito de cultura, la palabras brotan. Pactas con ellas, ambos firman un acuerdo de paz, la concordia poética.

Ahora es más fácil, las palabras fluyen, se deslizan suavemente desde tu mente al papel en delicados arroyos de palabras que cruzan tu brazo, se introducen en tu pluma y completan el cuaderno.
Palabras, pequeñas o más complicadas, coloridas o blanco mate, alegres o amargas como hiel, todas son bonitas, preciosas. Haces el amor con todas ellas, se masturban mutuamente, se acarician y dedican lindas frases al oído. Palabras afiladas, suaves, burbujeantes o sulfúricas. Te dañan, te llenan, te lamen o rasguñan. Palabras que riman, o que pelean cual batalla entre perros hambrientos. Que las utilizas constantemente, que acabas de aprender o que olvidaste ya hace tiempo.
Todas ellas se juntan, se combinan para formar escritos de sangre, de tu sangre. Se combinan para formarte; sí, sí, formarte, porque te van creando. Esos textos que escupes eres tú, tus sueños, miedos, sentimientos y angustias, eres tú escrito en prosa, verso libre o en rimas pares. Trazo a trazo, tu ser se plasma en un blanco folio; trazo a trazo vas creando el caligrama de tu vida.
Eres lo que escribes.

1 comentario:

  1. Me encanta! El principio de tu escrito se parece a uno que hice yo hace tiempo y que algún día publicaré en mi blog..

    Se crean imágenes muy fuertes con tus palabras y tiene un ritmo rápido y constante que te hace devorar las palabras conforme vas leyendo.. Felicidades :)

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